Los ojos puestos en Siria

El mundo está atento ante lo que pueda pasar. Estados Unidos amenaza con bombardear Siria, país que se debate en una feroz guerra civil desde principios de 2011.
A mediados de agosto de este año, la situación empezó a tomar un cariz internacional y la oposición al ejército regular sirio denunció el uso de armas químicas y mostró fotos de cadáveres que tendrían signos de haber sido atacados con esa clase de armas en Ghouta, un suburbio de Damasco, la capital del país. A esto se le sumó una acusación de la Coalición Nacional Siria contra el gobierno de Bashar Al-Assad de matar por envenenamiento a miles de personas.

Foto: actualidad.orange.es
Foto: actualidad.orange.es

Algunos países pidieron la intervención de inspectores de Naciones Unidas que se encontraban cerca del lugar. Esta fue cuestionada por aliados sirios como Rusia e Irán, ya que consideraron que era una provocación premeditada para justificar la intervención extranjera.
Posteriormente, las autoridades sirias permitieron el ingreso de los inspectores para no ser acusados de culpabilidad. El  secretario de Estado estadounidense, John Kerry, aseguró que en ese ataque químico efectuado por las fuerzas sirias murieron 1.429 personas.
Durante una conferencia en la Casa Blanca, Kerry anticipó que “cualquier decisión” de Barack Obama “será tomando en cuenta ciertos límites”, aunque no especificó cuáles. Aseguró que su país intervendrá de alguna manera en la guerra civil siria, que ya lleva dos años y medio, y que también “amenaza» a sus “amigos” en la región, “como Israel”.
“El régimen de Al-Assad utiliza armas químicas contra su propio pueblo”, afirmó el funcionario y dijo que su país “tiene evidencias” de ello, obviando que Estados Unidos utilizó napalm en Vietnam. Por el contrario, señaló que su país en el pasado (Estados Unidos) puso freno a la utilización» de armas de ese tipo.
Bashar Al-Aassad
Bashar Al-Assad

Profundizando esa actitud aseguró que es momento de “hacer algo” y “no permanecer impasible como aquellos que solo condenan”, en una clara crítica a la postura de la ONU y otras naciones que todavía no dieron su conformación a una incursión militar en Siria.
Como justificativo de la actitud estadounidense, Kerry dijo que se “tomará una decisión aún sin el apoyo” de sus aliados históricos, ya que “el pueblo estadounidense está cansado de la guerra, pero esta fatiga no nos absuelve de tomar decisiones que nos lleven a hacer lo contrario”.
Ya el 26 de agosto, luego de días de investigación, Estados Unidos dijo que la utilización de armas químicas por parte del gobierno sirio estaba confirmada, lo que ponía al presidente Bashar Al-Assad en la mira de Obama. Un grupo de gobiernos, que respaldan a los rebeldes, corroboraron la información y se reunieron en Amán para analizar la realización de una intervención armada en Siria. Rusia e Irán siguieron en contra de tomar esta medida, como Australia y Egipto.
Posteriormente, al ratificarse la continuidad en el uso de armamento químico, la oposición a una acción militar fue decreciendo. En un principio Estados Unidos, Inglaterra y Francia estaban dispuestos a llevar adelante la ofensiva internacional.
El 29 de agosto Estados Unidos estaba decidido a lanzar el ataque, pero sufrió un fuerte revés en el Parlamento británico. Los legisladores de ese país rechazaron realizar una acción armada. Si bien la votación arrojó una diferencia pequeña de 13 votos de diferencia, con 285 votos en contra y 272 a favor, políticamente es un golpe al premier David Cameron que repercute en la posición estadounidense y fortalece el eje de oposición a la intervención liderado por Rusia e Irán.
Hollande
François Hollande

Francia también tuvo movimientos internos y el presidente François Hollande, al igual que su par británico, tuvo que dar explicaciones a la gente de por qué era necesaria una intervención armada y señalar las diferencias que tendría respecto de lo que se hizo en Irak. El argumento elegido fue que el régimen de Al-Assad usa armas químicas contra su propia gente. De acuerdo a los datos recogidos en los últimos sondeos, el 45 por ciento de la población francesa está de acuerdo con la intervención militar, pero si se pregunta sobre la participación francesa, el porcentaje de apoyo alcanza al 41 por ciento. Números parecidos muestran las encuestas hechas en Estados Unidos, donde la oposición a la participación llega el 59 por ciento, y en Alemania fueron del 58 por ciento en contra. Lo ocurrido en Irak en 2003, cuando la denuncia de que Hussein tenía armas de destrucción masiva y finalmente se demostró que era falsa, parece que es una lección que la población no olvida.
La razón de la prisa norteamericana por lanzar una pronta incursión se debe a que los tres líderes de los países principales involucrados (Obama, Cameron y Hollande) deben concurrir a Moscú a participar en la cumbre del G-20 el día 5 de septiembre.
Obama, en un intento por presionar al Congreso, informó a las cámaras la decisión de atacar y tiene previsto mostrar documentos que demuestran la culpabilidad siria. Si bien el Partido Demócrata está de acuerdo con castigar al régimen de Al-Assad, también mostró su disconformidad por la falta de consultas por parte de la administración central.
siriaEn paralelo, antes de la votación Cameron divulgó un informe de inteligencia que dice que la responsabilidad del gobierno de Al-Assad es muy probable. A la vez, abogados del gobierno británico manifestaron que Gran Bretaña debía intervenir por razones humanitarias en Siria, aún sin estar dictada una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
Del lado francés, si bien Hollande insiste con la culpabilidad del gobierno sirio, remarcó que era primordial llegar a una «solución política». Hollande, acompañado del jefe opositor sirio, Ahmas al-Assi al-Jarba, llamó a “poner fin” a “la escalada de violencia” en Siria.
Igualmente, el vocero de la Casa Blanca dio a entender que Obama se reserva el derecho de actuar en forma unilateral. Ante la imposibilidad de Cameron a actuar, una intervención solamente estadounidense puede generar graves consecuencias diplomáticas porque la posición de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia quedará más debilitada frente a la de sus aliados occidentales, que no están entusiasmados con esta nueva aventura bélica. Cameron tiene previsto presentar nuevamente una moción ante el Parlamento británico para que le den permiso para intervenir.
Foto: Reuters
Foto: Reuters

Según el vocero del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, se recogieron elementos probatorios en Siria pero se está a la espera de que los especialistas de la ONU en Damasco tengan pruebas contundentes de la responsabilidad del gobierno sirio.
Pese al rechazo que genera la posibilidad de intervenir militarmente en Siria, Estados Unidos insistirá en formar una coalición internacional para intervenir. El secretario de Defensa norteamericano, Chuck Hagel, señaló que su país seguirá proponiendo la conformación de una coalición internacional para intervenir: “Seguiremos intentando que se forme una coalición internacional que actúe unida”, dijo Hagel, quien aclaró que «cada nación tiene la responsabilidad de adoptar sus propias decisiones” y que respetarán la postura que adopte cada país.
Sin embargo, recordó que “muchos” gobiernos del mundo manifestaron públicamente su condena al uso de armas químicas contra la población en Siria, y consideró que el régimen de Bashar Al-Assad “no mostró un cambio de actitud”.
La guerra civil siria
Este conflicto bélico se desarrolla entre las Fuerzas Armadas de Siria y diversos grupos armados opuestos al gobierno del Partido Baath Árabe Socialista, principalmente de Al-Assad. Este enfrentamiento se enmarca en una gran protesta que ha tenido lugar en los países árabes del norte de África, que reclaman cambios en los modos de gobernar. Sin embargo, además del pedido de más libertad, en Siria se apuntó a la figura del Presidente.
Foto: EFE
Foto: EFE

La disputa comenzó en 2011 con una serie de protestas pacíficas contrarias al gobierno que se hicieron masivas con el paso del tiempo. La represión de las manifestaciones tuvo como reacción un alzamiento civil de grupos del Ejército integrando el llamado “Ejército Libre de Siria”. A finales de año, los rebeldes habían formado una guerrilla en el norte del país que luego abarcaría todo el territorio sirio.
A principios de 2012, los rebeldes habían logrado tener posiciones fuertes en varias poblaciones del norte del país, y contaban con el apoyo turco. La rebelión popular fue generando enfrentamientos armados hasta llegar a un verdadero estado de guerra civil.
Durante ese año, los combates entre rebeldes y el ejército regular fueron cada vez más intensos y la antigua ciudad de Homs fue la más castigada. A mediados de 2012 el Ejército Libre tomó el control de la región al este de Aleppo y se acercaron a la capital, Damasco.
Desde mayo de 2013, la mayor parte del territorio sirio está en manos rebeldes mientras que en la capital las fuerzas del Presidente frenaron la ofensiva, si bien hay combates de diversa intensidad.
Pese a que la Liga Árabe y la ONU intentaron poner fin al conflicto, esto no fue posible y, en enero de 2013, un llamamiento de Al-Assad al dialogo había sido rechazado. Esto no hizo más que lograr que el gobierno redoblara los ataques.
Foto: José Manuel Franco
Foto: José Manuel Franco

En abril la presencia de combatientes libaneses de Hezbollah, que apoyaban al ejército regular, fue la confirmación de que el conflicto estaba extendiéndose más allá de las fronteras sirias. Esta coalición derrotó a los rebeldes en Qusari y ocupó la ciudad. A mediados de junio, el gobierno atacó en el sur y este de Aleppo para hacer retroceder a los rebeldes. También dio comienzo a la operación Tormenta del Norte para recuperar Aleppo.  Posteriormente en junio, las fuerzas oficiales recuperaron el bastión militar de Jalediya. Llegado el Ramadán y debilitado por las ofensivas gubernamentales, las fuerzas rebeldes ofrecieron una tregua durante el mes religioso.
Con el inicio del Ramadán, el 10 de julio, los rebeldes pidieron una tregua temporal, pero el recrudecimiento de los ataques y combates causaron la muerte de 2.000 personas, entre los que se encontraban 100 mujeres y 110 menores de 18 años.
En agosto se sumó la presión internacional y hoy es el tema que tiene en vilo al mundo.