Luego de dos años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó tomar cartas en el asunto, se decidió reconocer oficialmente las propiedades medicinales del cannabis y, de esta manera, retirarlo de su nómina de «drogas más peligrosas bajo control estricto». Es decir, aceptaron su utilidad para tratamientos de salud (entre los que se incluyen Parkinson, esclerosis, epilepsia, dolor crónico y cáncer, por citar algunos ejemplos) aunque no con fines recreativos.
Luego de una elección de la Comisión de Estupefacientes reunida este miércoles en Viena, Suiza, 27 de los Estados miembro alcanzaron la mayoría simple (sobre un total de 53) para eliminar de la Lista IV de la Convención sobre Drogas de 1961. Excepto Hungría, casi todos los países de la Unión Europea (UE) y la mayoría de América (excepto Brasil, Chile, Cuba y Venezuela) votaron a favor del cambio. Por el contrario, las naciones africanas y asiáticas se opusieron a la medida.
De todas maneras, el cannabis -que según el organismo tiene 200 millones de consumidores en todo el mundo- permanecerá por el momento en la Lista I, debido a su carácter adictivo. En esta nómina se incluye la morfina, por ejemplo. «Es coherente con la ciencia que demuestra que, si bien se desarrolló un tratamiento derivado del cannabis seguro y eficaz, el cannabis en sí continúa planteando riesgos importantes para la salud pública que deben seguir estando controlados en virtud de las convenciones internacionales de fiscalización de drogas», expresó el responsable de los Estados Unidos sobre el pedido de continuidad en esta categoría y erradicación de la Lista IV.