Más allá de la movida limeña

Hace tres años, poco antes de la pandemia, se juntaron dos vecinos de Perú: David (Incanato) y Álvaro (Locochino), para dar vida al Sucumbión, proyecto artístico musical que engloba diversos ritmos urbanos.

Todo nació casi sin querer, debido a la melancolía que les producía haber dejado el mundo de la música, y con muchas ganas de encarar el nuevo. David venía de la cumbia psicodélica y Álvaro del rock.

Este último empezó a aportar breves bits de música electrónica y David hizo lo propio con ilustraciones de temática social. Así fue como comenzaron subiendo en internet esos bits de más o menos minuto y medio, un arte exclusivamente conceptual.

Muy pronto se dieron cuenta de que podían ir más allá y comenzaron a hacer canciones. Con predilección de que su arte sea “rapeado” y después de varios castings, decidieron ser ellos quienes den la voz al proyecto El Sucumbión.

Las letras son ingeniosas, políticas y divertidas, que se van ensamblando a ritmo de rap trap y música electrónica, sin muchas pretensiones nuestro amigos expresan su arte de manera honesta y sencilla.

David nos contaba en la charla que tuvimos en Latidoamérica que «también es bueno rescatar en el ambiente under la picardía y la sexualidad que tienen las letras que otros supieron capitalizar y que, en este caso, estaban sujetas a mucho prejuicio, y que también es un valor muy latinoamericano». «Tenemos claro nuestra escena y a qué mundo musical pertenecemos, somos conscientes de ello, pero creemos que hacía falta un poco de eso también en la movida de Lima», lo dice alguien que creció escuchando al General y mucho reggaetón.

La canción «Queloquera» refleja un poco lo que veníamos charlando.

Con bits rap y samples, el Sucumbión no es una banda de cumbia, pero si te gusta además de los ritmos urbanos, y con el toque distintivo que cada artista emergente tiene para ofrecer, cuando la escuches seguro está a la altura de cualquier banda under de la movida limeña… y, por qué no, mucho más allá.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por Sergio Ceneri.