Simplemente, a la Reina Isabel II se la podría llamar un archivo humano, una enciclopedia o un compendio orgánico. Vivió largamente más que dos siglos, conoció de primera mano los acontecimientos más relevantes de la historia del último siglo. «La Reina», como la llaman todos, se negaba a partir de este mundo, sin embargo, la naturaleza nos recuerda un día que todo tiende a degradarse y la materia que nos hace humanos no está exenta.
1926 es el año de los registros del nacimiento de quien sería reina hasta estos días, en un mundo que avanzaba a pasos agigantados por el desarrollo, la globalización y la tecnología en todos los ámbitos. La Reina Isabel II crecería con los primeros conflictos económicos del 29′, así como también el primer Mundial de fútbol y la continuidad de un continente que empezaba a enmarcarse en una línea comunista y lo que sería el régimen nazi en su expansión sobre todo el territorio europeo.
Quién podría imaginarse una reina en el Siglo XXI, difícil en estos tiempos, pero sí posible en un siglo en el que la Segunda Guerra Mundial se hizo presente y Adolf Hitler aterrorizaba al mundo. Así como el genocidio quedó registrado en la historia de la humanidad, la Reina Isabel ya era una jovencita cuando estos hechos ocurrieron, también vio y vivió el avance de la guerra sobre su territorio y cómo la tecnología en armas hacía sufrir también a su pueblo.
Una mujer con mucha templanza que luego sucedería al trono vio el final de la Segunda Guerra Mundial, con una Europa devastada, y así llegó a la mitad del Siglo XX. Los años oscuros del conflicto bélico habían quedado atrás, pero esos sucesos no serían los únicos que convivirían en su archivo mental. La década del 50′ marcó muchas etapas en la humanidad: desde la televisión a color, la expansión de las comunicaciones, los distintos desaciertos del humano en el mundo y vio caer las peores bombas sobre población civil en Japón.
Su reinado acompañó distintos sucesos a nivel mundial desde las distintas colonias, Nueva Zelanda, Australia, los conflictos en la India, así como otros momentos del continente olvidado, África. Vivió el avance en materia de armas letales, la creación de la NASA, así como la división del mundo entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
La década del 60′ una de las más liberales de la historia a nivel sexual y en lo que se buscaba como pacificación mundial fueron otros de los momentos que Isabel tuvo que sobrellevar. Gran Bretaña no fue exenta a los sucesos históricos, si bien su territorio no tuvo mayores sobresaltos, la influencia de la corona en otros territorios «sacudió» el globo terráqueo.
La década del 70′ también trajo preguntas a la corona real que, si bien estaba fortalecida, veía de reojo cómo las ideas dictatoriales sobrevolaban parte de América Latina y otros lugares del mundo.
Independientemente de lo que sucedía en el resto del planeta, la corona británica se mantuvo intacta y sin sobresaltos, a pesar de algunos conflictos que se generaron como la convivencia del terrorismo con el IRA y esos años difíciles a nivel local. Se le sumó el conflicto por las Islas Malvinas en los 80′. Estos tiempos fueron los más difíciles para el reinado en lo que sería el final del siglo, hizo que su misma población reprobara algunas situaciones pero que, con el correr del tiempo, no movió mucho el termómetro de la población.
Uno de los instantes más difíciles para la corona luego de que Juan Carlos se casara con la reconocida princesa Diana Spencer fue la muerte misma de quien podría haber sido la sucesora en el trono. Sin embargo, y a pesar del dudoso desenlace que tuvo el accidente, la Reina Isabel se mantuvo intacta en su lugar.
Al mismo tiempo, mientras los diferentes papas pasaban por el Vaticano, Isabel siguió su rumbo, y ya distinguían su longevidad y cómo se mantuvo en el trono. Pasaron los 90′, los diferentes conflictos de Europa del Este, la división de la Unión Soviética y la independencia de varios territorios europeos. Los conflictos de y en Medio Oriente también pudo observarlos desde la corona y dio, en todos los casos, apoyo a los intereses de Reino Unido y sus aliados.
El tiempo pasó, el Siglo XX culminó y como mera espectadora y sin despeinarse, como parafraseando un poco, la Reina Isabel llegó al nuevo milenio. Sí, entró en sus largos y eternos 80 y tantos años para ver el nuevo siglo, nueva tecnología, la vivencia de conflictos internos en la corona, los nietos que eligieron no seguir el tradicionalismo y otros encaminarse en distintos conflictos farandulescos.
Sin embargo, «La Reina» siguió ahí, al pie del cañón
Como si eso fuese poco, Gran Bretaña (o Londres) vivió las consecuencias del terrorismo en carne propia, con distintos atentados en la capital, su incursión en la Guerra de Siria trajo lo peor a la capital de Inglaterra, como consecuencia también de los atentados a las Torres Gemelas, el reinado siguió y pasado el 2010 la corona británica siguió igual.
Fue así como la pandemia se hizo presente en los últimos años, y quién podría asegurar que la Reina, una mujer grande, iba a poder estar a salvo del temido virus que afectó al mundo. Isabel lo hizo otra vez, pudo resistir al COVID-19 y sin rasguños pudo sobrepasarlo.
El mundo está convulsionado por la Guerra en Ucrania y la situación económica que golpea a todos los países de maneras diferentes. El mundo está en shock y el presente y futuro son cada vez es más difíciles, en un planeta que cada vez se hace más «chico». Pero esta vez la Reina no estará, partió y la corona británica sigue en pie, sigue intacta como si el mundo estuviese en el año 1400. El rey Juan Carlos debe suceder la corona y hacerse cargo con una imagen pobrísima de sí mismo. Una vez que Juan Carlos deje su lugar, veremos cómo la nueva generación llevará adelante la realeza y el poderío británico.
Por el momento, las miradas están puestas en el funeral real y en la corona, que no parece quedar en buenas manos. Solo es cuestión de esperar y el tiempo hablará por sí solo para saber cuál es el rumbo de la nueva era de la corona.