Matar a la bella

En el año 2019, durante la 34° edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, se presentó el cortometraje «Monstruo Dios» de Agustina San Martín. Hoy, dos años después y en la Competencia Argentina del mismo festival, encontramos «Matar a la bestia», su ópera prima.

Emilia (Tamara Rocca) atraviesa los caminos de tierra roja estrechos entre la selva con dirección a la frontera entre Argentina y Brasil. Pronto se abre el entramado familiar: su madre murió, su tía Inés (Ana Brun) la recibe de mala gana en su pensión y allí hace base para buscar a su hermano Mateo, quien parece haberse esfumado del lugar.

Paralelamente, mientras Emilia recorre la calurosa frontera a pie, se habla de una bestia que acecha al pueblo y que toma forma de cualquier animal para hacerle «lo peor» a las mujeres. La película se aprovecha de la fábula para poner en oposición los símbolos más masculinos y conservadores frente a la pulsión del deseo femenino.

Es evidente la lucha entre los hombres armados en el monte que quieren matar a la bestia para «proteger» a las mujeres, y las mujeres que no tienen miedo ni se encuentran desamparadas. En Emilia se puede notar una reconstrucción de la figura femenina de las fábulas con moralejas aleccionadoras.

La fotografía que se apodera de la textura de la naturaleza es de lo más notable de la factura técnica. Sin embargo, algunas cualidades de la narración disuelven un poco el delineado del relato. Detenerse excesivamente en algunos momentos los vuelve planos inertes, que no se amalgaman del todo bien con las tramas inconclusas.

Precisamente, en conclusión, la forma elegida que se propone claramente no entregar la información digerida a sus espectadores, por momentos se vuelca hacia su costado opuesto y la lectura debe forzar sentidos posibles de muchas escenas que se presentan como símbolos opacos.