Este jueves se realizó una asamblea en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la que la República Argentina fue el único país que votó en contra de una resolución conjunta global para intensificar las acciones para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas en entornos digitales.
Esta decisión se suma a la negativa del pasado lunes cuando Argentina se opuso a otra iniciativa para la protección de pueblos originarios y la renuncia a la participación en la 29° Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (denominada COP29). En esta cumbre sobre cambio climático, el secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió esta semana en Bakú, que «la catástrofe climática está golpeando la salud, profundizando las desigualdades, obstaculizando el desarrollo sostenible y sacudiendo los cimientos de la paz. Los más vulnerables son los más afectados». El presidente Javier Milei dio la orden expresa de retirar la delegación de COP29.
De esta manera, Argentina se convierte en la única nación en rechazar un plan de acción contra el calentamiento global y, además, oponerse a la reducción de la violencia de género, donde con 170 votos a favor y 13 abstenciones (Bielorrusia, Burundí, Camerún, Corea del Norte, Irán, Libia, Malí, Nicaragua, Níger, Nigeria, Rusia, Senegal y Siria) se coloca a nuestro país a contramano del mundo. Además, en consonancia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió explicaciones al Gobierno Nacional por los recortes de presupuestos y cierres de programas de género.
Al respecto de una nueva y llamativa decisión gubernamental, que ahora encabeza el canciller Gerardo Werthein al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores en reemplazo de Diana Mondino, la resolución de la ONU alerta sobre la «preocupación por el creciente uso indebido de los medios sociales, las plataformas digitales en línea e internet, así como de las tecnologías digitales, para socavar los derechos de las mujeres y las niñas, por ejemplo, atacando su salud sexual y reproductiva y sus derechos reproductivos». También manifiesta que «los Estados miembros se comprometieron a velar por que la ciencia, la tecnología y la innovación mejores la igualdad de género y la vida de todas las mujeres y las niñas, y decidieron abordar los riesgos y desafíos relacionados con el género que derivan del uso de las tecnologías, incluidas todas las formas de violencia, como la violencia sexual y de género, la trata de personas, el acoso, los sesgos y la discriminación contra todas las mujeres y las niñas que se producen o amplifican por el uso de la tecnología».