Nuevo desafío: detener desperdicio de alimentos

Cuidar el medio ambiente y reducir el hambre en el planeta son los grandes desafíos que tienen las organizaciones que luchan por el bienestar de la humanidad. Los números que arrojan las estadísticas son alarmantes y hallar el camino para comenzar a reducir estas cifras es una tarea urgente para evitar un futuro desolador.
Casi un tercio de toda la comida para consumo humano que se produce en el mundo termina como desperdicio. Este dato surge del último informe trimestral elaborado por el grupo del Banco Mundial, con las estimaciones realizadas por la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y del Instituto de Recursos Mundiales.
Los alimentos en el camino que va desde la producción hasta su consumo sufren desperdicios que suman un total de 1.300 millones de toneladas anuales a nivel global.
La razones varían: en países desarrollados la deficiencia está en los transportes que se utilizan hasta que llega al consumidor. En los países de Africa y del sudeste de Asia los mayores problemas se dan en las técnicas de cosechas y la falta de infraestructura para el almacenamiento, en cambio en Latinoamérica la deficiencia se presenta tanto en la producción como en el consumo.
La pérdida de alimentos no es solo una pérdida económica, también es una pérdida de agua, fertilizantes y trabajo de producción. Además de sumar basura que daña el medio ambiente. Promover una producción más sustentable es el principal objetivo de supermercados, restaurantes, ONG y de distintas agrupaciones que se suman a la movida «stop waste», algo así como parar o reducir el desperdicio de alimentos.
Los proyectos comienzan a multiplicarse en muchos países con el objetivo de recuperar los desperdicios y reutilizarlos para poder reducir el hambre y el costo ambiental.
En Austria, un restaurant creado por la diseñadora de productos Vera Wiederman, recibe de sus clientes despedicios orgánicos a cambio de descuentos en distintas comidas de su local. Con los deshechos se produce un biogas apto para cocinar. La tecnología tambien se suma con aplicaciones. Love Food Hate Waste es una app que permite planear las comidas, organizar compras y preparar distintas recetas para aprovechar el 100% de los alimentos.
En nuestro país la Red Argentina de Bancos de Alimentos es una Asociación Civíl sin fines de lucro que funciona desde 2003 junto a Bancos de Alimentos para mejorar la situación nutricional de los sectores más carenciados, además de difundir la importancia de planificar la compra de alimentos.
Jim Young Kim, presidente del Grupo de Banco Mundial, declaró en su informe que «cada día, en todo el mundo, millones de personas se van a dormir con hambre y, sin embargo, millones de toneladas de alimentos terminan en la basura».