Rebelión, poder femenino y rap

Con energía desbordante, Motilonas Rap cantan, hablan y luchan desde el Catatumbo. La música llena de sentidos sus vidas. Agradecen a su tierra Tibú, ubicado a 116 kilómetros al norte de Cúcuta, capital del Departamento de Santander, el suelo que las vio nacer. La riqueza petrolera hoy lo hace uno de los más atractivos para las empresas nacionales e internacionales, pues por él pasan varios oleoductos. Ese atractivo petrolero, según las autoridades colombianas, es una de las causas que hoy y hace varios años lo tiene inmerso en la guerra que libran con todas sus fuerzas grupos armados ilegales y el Estado. La Palma de Cera, considerado el árbol nacional que lo invade a lo largo del territorio, también lo hace llamativo, por eso se cuenta con una planta extractora de aceite que genera grandes regalías pero no son visibles actualmente en la calidad de vida de la comunidad. A esa riqueza se le suman los cultivos ilícitos que, según la oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para el 2015, en su monitoreo anual registró en este municipio 1.904 hectáreas cultivadas con coca. El municipio cuenta con 2.737 kilómetros cuadrados y 36.502 habitantes y ocupa el tercer puesto entre poblaciones con más hoja de coca según el mismo ente.

Rapear para resistir

En este contexto nace Motilonas Rap, un dueto de primas que hace 11 años decidió fundar un colectivo musical y trabaja con el rap como herramienta de transformación en los territorios. La música llegó a las jóvenes para poder aportar un cambio para el pueblo a través de la lírica. Es un mensaje de esperanza y resistencia para la gente de su territorio, toda Latinoamérica y el mundo. Poéticas pero directas, se denominan como un puente con ritmo y poesía para unificar a la gente.

Su nombre proviene de los Motilones Barí, una comunidad originaria de Catatumbo. Los amos de esas tierras que protegen y luchan contra las industrias que llegan para saquear y destruir la selva. Estas guerreras campesinas se sienten orgullosas de su pueblo, de su origen y sus raíces, Motilonas Rap es un homenaje a su pueblo que resiste.

«La frontera es nuestro territorio y desde acá contamos y construimos nuestra historia», dicen las Motilonas. Y añaden que «el miedo no tiene lugar en nuestro cuerpo, nuestro trabajo ha sido respaldado por la comunidad y sentimos el apoyo y abrigo como un escudo que nos defiende. No sentimos el riesgo, somos la voz de la gente de nuestro territorio. Somos la fe de un pueblo que está en las manos equivocada, es ciego y sordo a las dinámicas del territorio. Por eso nuestra apuesta es la unión y protegernos entre todos. Es evidente que no es fácil aportar contenidos de lucha, pero es una tarea que se debe seguir haciendo y es la paz y tranquilidad que nos genera seguir haciéndolo».

Sin maquillajes ni tapujos

Durante 11 años, Sol Ortega y Denis Cáceres evidenciaron varias políticas de sustitución de tierras y la persecución de líderes sindicales en su territorio. Por eso, desde su lugar, aportan a la lucha con canciones y con dos álbumes en su historia y un puñado de sencillos se abren paso en el rap y nos invitan a confiar en el poder de las mujeres en las luchas sociales.

«La sustitución de los cultivos de coca es una realidad que se vive permanentemente y lo vemos diariamente en nuestra gente. Es delicado hablar del tema cuando se desconocen muchas cosas alrededor de ello. Nuestra economía no es autónoma y se está luchando por la sostenibilidad de los pueblos campesinos para poder salir adelante. Este es un tema de resistencia y sensibilización, cuando sabemos que los cultivos nativos no son tan rentables como la coca. Aún persiste la desconfianza total del pueblo con el gobierno por falta de garantías», aseguran las jóvenes.

Resistencia campesina, pueblo soberano

Colombia enfrenta una situación grave de violencia que devora sistemáticamente los sueños de un territorio en paz. Tras la denuncia de Naciones Unidas y las estadísticas ofrecidas de víctimas en el territorio, parece recrudecer el conflicto en zonas alejadas donde los medios de comunicación no llegan y los pobladores callan por miedo a las represalias. Desde la firma del Acuerdo de Paz en la Habana e, incluso antes, no cesa la violencia y ataca sin piedad a líderes sociales. En este contexto nacen las líricas de Motilonas Rap y su canción «Líderes» como un homenaje a las víctimas que son devoradas por la persecución a la verdad y la justicia.

«Los líderes sociales son la esperanza del territorio. No tenemos que hacernos los ciegos o sordos, los indiferentes e insensibles ante una realidad cruda y dura que se salió de las manos, que está arrasando con la esperanza de la paz en Colombia. Un monstruo que se está llevando a la gente que lucha y trabaja por el pueblo. Detrás de los líderes sociales hay todo un territorio que quiere cambiar. ¿Qué nos queda si nos quitan la esperanza? Cada vez que exponemos «Líderes» en las tarimas o espectáculos en los que cantamos queremos crear un despertar y un ‘¡eh, nos están matando!'», dicen con convicción las cantantes.

Que fronteras no interrumpan lo que por dentro sentimos

Con respecto al último trabajo discográfico realizado con la firma 276 Records de Venezuela, las raperas nos cuentan detalles y el mensaje implícito en su letra.

«El álbum ‘El canto de la flecha’ está inspirado en un encuentro que hace nuestra comunidad originaria en el Catatumbo. Los Barí se reúnen una vez al año con todos los resguardos para poder compartir saberes, alimentos y salvaguardar tradiciones como la caza y la pesca. Sus raíces se transmiten de generación en generación. Decidimos tomar este nombre porque es la reunión de todas esas voces y que, directa al igual que una flecha, llegan al oído de los pueblos y la gente. Esa flecha que lleva verdad y toda una historia y realidad. La idea de viaje por el mundo y que seamos escuchados», señalan Sol y Denis.

El álbum está compuesto por 10 temas, la intro relata con sonidos como los espíritus de ojos limpios los Barí, nos invitan a la conexión con la selva y nos llevan por todas sus estructuras y colores. Nos demuestra por qué debemos volver a la selva, por qué los indígenas deben permanecer en la selva y ser protegidos y respetados.

La canción que tiene el mismo nombre del disco es una colaboración con Edison Zuluaga, que pone en manifiesto cómo el canto puede transformar el territorio. «Se debe seguir apostando al arte como una herramienta de transformación», dicen las Motilonas. «El canto de la flecha» es la voz de los que no toleran las injusticias y decide contarlo y no callarlo. Es la narración de lo sucedido durante el conflicto y un tejido de memoria en un país con Alzheimer. Es un canto en honor a todos aquellos que usan su voz para transformar, cambiar, lograr tranquilidad y sanar con la música.

La lucha fortalece la integración latinoamericana

«Nidos de antaño», el track 7 del álbum, es la historia de dos amigos de las raperas, Andrés y Jonathan Hotarsie, quienes desde el exilio en Bélgica comparten la condición de muchos colombianos que huyen porque pensar diferente es sinónimo de delincuencia, cuentan con tristeza. «Está en riesgo la vida por lograr un cambio y el país no brinda protección. La máquina depredadora está ahí, siempre persiguiendo. Es en honor a los que resisten en otro país y siguen apoyando su tierra, su gente. Desde donde están siempre tienen una mirada para su país, a veces con alegría y otras con nostalgia. Queremos con esta canción decirles que no los olvidamos y que aquí los esperamos en algún momento de la vida para su regreso», añaden.

Escuchar el álbum de Motilonas Rap es vivir varias historias, recorrer su territorio y ser atravesados por la flecha que nos une y nos conecta. Es con alegría encontrar una voz que lucha y persiste y nos alienta a seguir el camino de la búsqueda de territorios libres y dignos. Pueblos respetados y protegidos por guerreros ancestrales que nos dejan soñar y añorar. Desde el lugar del mundo en que nos encontremos, persistir por la paz. Como lo sigue haciendo el pueblo Barí en lo más profundo del Catatumbo en Colombia.

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