Todo, en todas partes…

El pasado 9 de junio se estrenó «Todo en todas partes al mismo tiempo» («Everything Everywhere All at Once»), una nueva historia de multiversos, esta vez bajo la dirección de Dan Kwan y Daniel Scheinert y con el sello de A24 («Midsommar», «Uncut Gems», «First cow», «X», entre otro títulos).

Hay un camino común que atraviesa la ciencia ficción de hoy y es el de fracturar la realidad a partir de la idea de los multiversos. La posta fue tomada, mayormente, por las firmas cinematográficas de superhéroes, pero en medio de aquello apareció esta película. Mientras en la primeras narrativas el multiverso es la cuestión a entender y reparar, en este caso funciona como una metáfora de algo más terrenal y el tema a resolver se enmarca dentro de las pasiones humanas.

Evelyn Wang (Michelle Yeoh) es una mujer de origen chino para quien la vida se volvió una maraña de problemas: el deterioro de salud de su padre, tensiones en la relación con su hija, su matrimonio en el peor momento y un negocio con las cuentas en rojo bajo la vista de una implacable auditora (Jamie Lee Curtis).

En medio de esa «vorágine del fracaso» sucede lo extraordinario: un hombre de otro universo toma a su marido como marioneta y le habla para implorar su ayuda contra un mal que puede destruir a todos los universos para siempre.

Así, y durante gran parte de la película, la lógica se fabrica en función de la comedia, con saltos a distintos universos en donde la protagonista irá consiguiendo nuevas habilidades pero, además, podrá observar las numerosas versiones de sí misma con cambios sustanciales que la tientan a repensar las propias decisiones que la llevaron a su opaco presente.

Pero ahí es donde se hace evidente que el film propone esta forma como excusa para algo que puede ser aún más complejo: el vínculo entre madre e hija. La pregunta sería qué sucede cuando asomamos la cabeza y lo que encontramos nos devuelve a nuestro mundo.

En este sentido, la película nos mete de repente en el conflicto de una adolescente que, mientras lucha por meter el universo en un agujero negro, subyace su conflicto por querer literalmente «dejar de existir», entonces la trama pasa de liviana a densa y aprovecha para, quizás con algún subrayado extra, involucrarnos en una resolución del orden de lo humano y de lo sensible.