Según un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) y que coincide con el reciente informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), «la indigencia aumentó en el último trimestre del año pasado». Con esas palabras concluyó su análisis el director de dicho observatorio, Agustín Salvia, quien además aseguró que «el fenómeno de la marginalidad que experimenta Argentina no es nuevo» y se trata de «una pobreza estructural que tiene como clave la ausencia de mecanismos de empleo».
Asimismo, el titular del organismo afirma que en los últimos tres meses de 2016 «se juntó el aumento de la desigualdad con el aumento de la pobreza extrema» causado por «la reducción de las oportunidades de trabajo como changas, actividades de empleos eventuales y el impacto de la inflación». Salvia también aseguró que los más perjudicados no fueron los segmentos más indigentes sino las clases medias bajas o sectores pobres no indigentes».
Al respecto, al referirse a las políticas públicas durante el periodo kirchnerista y la continuidad neoliberal del gobierno de Mauricio Macri, el Director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA manifestó que «no podemos negar que haber salido de esas condiciones macroeconómicas» y «las medidas económicas que se tomaron» son sumatorias a «la falta de una reactivación y el aumento inflacionario por sobre las expectativas populares y oficiales», que resultaron en «que se agravara la pobreza y, sobre todo, la pobreza extrema en los sectores más carentes».
Cae el poder adquisitivo
En relación a las cifras oficiales, el último informe del Indec indica que la Canasta Básica Alimentaria (CBA) en abril de 2016 se situaba en $ 3.663,66 y en noviembre del mismo periodo se ubicó en $ 4.247,99, lo que indica un aumento en casi un semestre del 16%. No es un dato menor que las paritarias en el sector laboral, por ejemplo, en la provincia de Buenos Aires fueron de un 18% para el ciclo anual y primera parte de este año. Es decir, mientras los productos de primera necesidad aumentan los salarios de los trabajadores no acompañan este crecimiento y, por si fuera poco, el aumento en las tarifas de los servicios alcanza incrementos de hasta 500%. Conclusión: el poder adquisitivo decae.
Otro factor que incide sobre la creciente indigencia en el país es que durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se llevaron a cabo políticas públicas de remiendos para las clases con menos oportunidades (los subsidios es un claro ejemplo de esto, que no es una solución sino un paliativo), mientras que en el año que el macrismo lleva al frente de la Argentina directamente no se realizaron acciones sociales profundas para visibilizar y encarar la problemática. Por el contrario, la brecha económica y social se amplió con decisiones pura y exclusivamente para el otro extremo de la franja. Precisamente, Agustín Salvia aseveró que en nuestra sociedad «están los descartados, los excluidos, los sobrantes que no encajan en el modelo capitalista que ha desarrollado la economía argentina» y «ese sobrante de población que no encuentra empleo no es solo porque no tenga las calificaciones, sino porque no hay demanda suficiente para ellos».
«La inclusión no viene con lluvia de inversiones»
«Los programas sociales acompañaron pero no fueron suficientes para compensar el aumento inflacionario y la pérdida del poder adquisitivo que tuvo el 10% de la población con más nivel de pobreza», reveló Salvia. «Lejos de la promesa de la inclusión que ofrecía el kirchnerismo, tampoco aquí la tenemos porque esa inclusión va a venir de la mano del empleo de calidad. No lo va a fomentar ni la gran empresa ni la lluvia de inversiones, sino a partir de cuánto se desarrolle la pequeña y mediana y la microempresa», concluyó.
Por su parte, la Encuesta Permanente de Hogares del Indec indica que casi el 50% de los argentinos que trabaja vive con menos de $ 8.000 por mes de salario y la brecha entre el sector más rico y el más pobre, según sus ingresos, aumentó la alarmante cifra de 25 veces.