Club cannábico y asociación puertas abiertas

«Desde nuestra asociación estamos felices porque después de muchos años de lucha llevando adelante la defensa de las bondades de la planta de cannabis, viviéndolo con amigos quienes lo necesitaban y no lo podían recibir como suministro legalmente, hoy finalmente las asociaciones civiles tenemos la posibilidad de darle este beneficio a la gente», relata entre sonrisas Matilde, presidenta de la asociación civil Cultivo Verde y corazón del Club Cannábico High Up, donde nos recibió para reflexionar sobre su historia en la industria y el rol de las asociaciones civiles en Argentina.

Filosofía de puertas abiertas

«Mis hijos cultivaban, y querer acompañar este estilo de vida me llevó a indagar más acerca de la planta», nos cuenta Matilde. «Recuerdo que el aroma salía del indoor e inundaba toda la casa. Tenía la sensación de que estaba en un lugar especial. Así que fue con ese amor a la planta y con el avance de las leyes y siempre luchando para que deje de ser una droga peligrosa. Lamentablemente, seguimos atados a una ley de la época del proceso militar, donde decretaba a la marihuana al mismo nivel que la cocaína o toda droga peligrosa. Por el otro lado, tenemos todos los estudios mundiales y mucho estudio nacional hablando de los beneficios que nuestro organismo posee a través del sistema cannabinoide».

En función de todo ese conocimiento y con el movimiento cannábico en avance de derechos, surge la idea como familia de crear un club cannábico con varios objetivos. Para Matilde, resulta imprescindible la difusión y ayudar a aquel que lo necesita. «Tenemos casos muy cercanos que se benefician de nuestra asociación y nos impulsan a seguir creciendo», comenta la presidenta.

Amparados bajo la Ley 27.350 y con todos los miembros registrados en el REPROCANN, nació la asociación civil Cultivo Verde. El nombre del club High Up surgió a partir del concepto de «estar bien arriba» pero, además, de la imposibilidad de utilizarlo en la asociación por estar en inglés.

La entidad cuenta con Hernán Martínez, médico especialista, quien bajo un diagnóstico y un seguimiento acompaña a los pacientes. «Desde nuestra asociación se ayuda a abogados en la defensa de casos, brindamos información y formamos cannabicultores en nuestro club, para poder atender a las demandas de nuestros pacientes. El cannabis en la región de El Bolsón existe desde que yo era chica, así que todos lo sabían. Se habla de los hippies y entonces ahí volvemos a lo que es el hobby versus el emprendimiento. Espero que las leyes actuales sigan siendo mejoradas con buenas prácticas de fitomejoramiento de la producción. Si todo esto está a disposición, entonces, primero tenemos que difundir entre la comunidad de los 47 millones de argentinos, porque son muchos los pacientes que aún no saben que se puede viajar en avión con su cannabis medicinal en territorio nacional», cuenta Matilde.

Realmente, la ley en Argentina está muy avanzada, pero no hay casi pacientes que viajen dentro o fuera del país con cannabis. Estamos preparando un grupo de argentinos que va a Barcelona a la Spannabis y vamos a salir juntos, teniendo en cuenta la legislación actual del país que nos recibe y el de salida, será un hito para el país. Matilde viaja con material vegetal seco, es decir, flores de cannabis en el contenedor de grower things fabricados para tal propósito y de industria argentina, además, es la única mujer que hace parte del grupo que aterrizará el 13 de marzo en Barcelona, España.