Comida ecológica y con inclusión

Todo comenzó cuando miraba a su madre cocinar. Mirarla mientras su madre experimentaba el placer en esa tarea. Las enseñanzas de su madre y posteriormente de su suegra también fueron un aliciente para hacer realidad su sueño y enfrentar un desafío. Andrea Jatar, hipoacúsica, hizo realidad su sueño de un emprendimiento sustentable, ecológico e inclusivo.

«De la Olla (delaolla.com.ar) surgió un poco por necesidad, un desafío personal, y para conjugar mis pasiones que son la naturaleza, la cocina, la tecnología y mi experiencia en la discapacidad. En un momento necesité un cambio en mi vida profesional: venía de más de 20 años de trabajar en consultoría», dice Andrea y explica que «mezclo la experiencia de haber vivido con la naturaleza, de respetar sus ciclos y aprovechar los beneficios para la salud de consumir alimentos orgánicos, productos de alta calidad y que protegen el medio ambiente».

«Parte del sueño era que la empresa la integraran personas vulnerables del sistema, ya sea con discapacidades o por estar afuera del sistema como los que estuvieron presos, personas a las que les cuesta reinsertarse en el sistema, en la sociedad», remarca Andrea. Y el tema de la discapacidad es otra cuestión importante en su vida y en su emprendimiento, ya que «pese a ser hipoacúsica pude terminar una carrera universitaria, ser profesional. Me encanta romper barreras, desafíos».

Parte de su equipo está formado por personas con discapacidad, mayores de 50 años y/o en situaciones de vulnerabilidad y se hace foco en las capacidades de cada uno para encajar como piezas de un gran rompecabezas gastronómico.

Alimentos saludables

«Cuando empezamos con este emprendimiento no teníamos idea que era de triple impacto: sustentabilidad, cuidado ambiental, productos orgánicos. Nosotros utilizamos productos de nuestra propia huerta y tenemos mucho cuidado en el manejo de los residuos. La elección de productos orgánicos surgió cuando en mi familia comíamos productos de la huerta y sentíamos que tenían otro sabor, nos enfermábamos menos. Entonces si a nosotros nos hacía bien, también debía ser bueno para la gente», rememora Andrea.

«La cantidad mínima de viandas para pedir son cuatro, para que se pueda enviar a domicilio y por una cuestión de sustentabilidad, de generar menos residuos. De ahí para arriba se puede pedir la cantidad de viandas que se desee», señala Andrea, y agrega que «a partir de consultas y de pedidos de viandas para la oficina, mensuales o semanales armamos los packs correspondientes». Esto permite que la gente sepa cuál es el costo que tiene la cantidad de comida que quieran consumir.

Asimismo, la cantidad de empleados es variable. «En este momento en toda la empresa tenemos unas diez personas, algunas áreas del negocio están tercerizadas. El número de trabajadores depende de la demanda de pedidos o de la necesidad de hacer entregas para algún evento en particular.

Finalmente, vale mencionar que las viandas están elaboradas con vegetales orgánicos o agroecológicos y carnes de pastura de proveedores locales y son recetas originales mediterráneas, de Medio Oriente, India y África.