Cómo la tecnología afecta el sueño

Antes de dormir es habitual chequear las redes sociales, hacer alguna partida de videojuego en el celular, revisar el correo electrónico, chatear con amigos o terminar alguna labor pendiente en la computadora. Si, como yo, sentís identificación con alguna de estas actividades nocturnas, te aviso que estamos ante inminentes problemas de salud.
Según recientes estudios realizados en todo el mundo, actualmente descansamos por la noche 6 horas diarias promedio, dos menos que medio siglo atrás. Y la calidad del sueño también ha sido severamente afectada. En Argentina un 25% de los consultados para un informe privado dice padecer trastornos de sueño y el 50% reconoce sufrir inconvenientes a la hora de irse a dormir, además del 68% de las personas consultadas en toda Latinoamérica manifiesta tener problemas de sueño. Publicado en Occupational and Environmental Medicine, privar el sueño equivale a tener 0,05% de alcohol en sangre y en la actualidad los jóvenes tienen tantas dificultades para dormir como los adultos, hecho que hace 50 años no pasaba y está causado, principalmente, por la tecnología.
Además, la falta de descanso afecta directamente el rendimiento escolar y repercute en el desarrollo del crecimiento, ya que en el momento en que los chicos duermen se segrega la hormona somatotropina (HGH) desde la glándula hipófisis situada en la base del cerebro. Y tanto chicos como adultos se vuelven más agresivos si existen dificultades para conciliar el sueño.
De todas formas, vale aclarar que dormir más no equivale a mejor descanso. Llevar alimentos y equipos tecnológicos hasta la cama no es para nada recomendable. Dormir ocho horas sin la calidad necesaria no nos recarga de energías para el día siguiente. Asimismo, debemos saber que los dispositivos como la computadora o los smartphones emiten a través de sus pantallas una intensidad lumínica que inhibe la secreción de melatonina (la hormona del sueño), nos mantiene más tiempo despiertos y afecta la retina. Esta, como consecuencia, retrasa el comienzo de nuestro descanso para los días posteriores.
Por si fuera poco, se demostró científicamente que sobrepeso, obesidad e hipertensión tienen aparición en personas con dificultades para conciliar el sueño.