Las letras en el espacio gráfico donde la expresamos son como un “cuerpo” en el “mundo”. Recordemos que «como nos movemos en el mundo, expresamos lo mismo al escribir en la hoja”. Este cuerpo letra-grafismo-grafía tiene:
Ubicación en el espacio: un orden que nos dispone en el espacio y nos distribuimos contactándonos con la realidad y con los otros.
Forma: que refleja las modalidades de accionar: las básicas son las curvas y las angulosas. Además, los modos son receptivos o combativos, femeninos o masculinos.
Dimensión: alto y ancho que nos evidencia el nivel de la expresión y la constancia en la misma.
Velocidad y ritmo que nos demuestra la reacción frente a estímulos, tanto internos y externos, y el impacto que provocan al ralentizar o acelerar los procesos personales.
Orientación espacial: inclinación y dirección, hacia dónde nos dirigimos hacia el futuro o nos apegamos al pasado, si somos optimistas o no.
Continuidad: en el trazado del hilo gráfico que se inscribe en el espacio gráfico se liga o desliga en forma normal y habitual o anormal. Esto indicará la fluidez de nuestros contactos, ideas y actitudes.
Presión: que nos revela cómo es la calidad de la expresión y cómo es la energía que se dispone:¿es fuerte, es tensa, es débil, es floja, hay caudal, hay interrupciones de esta disponibilidad en el mundo?
Cuando aplico el esquema o método grafológico, básicamente comienzo observando estos ítems en el escrito, garabato o firma que se convierte en el objeto de nuestro análisis porque, de esta manera, afinamos la mirada grafológica.
Nota elaborada especialmente por Mónica Rufino para .cero.
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