Educación, música y solidaridad

Este contexto de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio afecta la realidad de muchas familias, principalmente aquellas que viven en los barrios más vulnerables. Con un presente y futuro de incertidumbre, surgen también distintas iniciativas dispuestas a brindar los recursos más básicos a quienes menos tienen.

En esta oportunidad dialogamos con Mailen Ubiedo, directora del Centro Artístico Solidario Argentino (C.A.S.A.), organización que actualmente asiste a vecinos del Barrio Padre Ricciardelli (1-11-14) y Soldati. Nuestra entrevistada es licenciada en composición y violinista, y actualmente trabaja en distintas orquestas, escuelas y brinda clases para adultos.

¿Cómo surgió C.A.S.A y que actividades realizan?

“El Centro Artístico Solidario Argentino es una ONG que iniciamos como un voluntariado, con compañeros cuando aún éramos estudiantes. Comenzamos trabajando en la ex Villa 1-11-14 , actual Barrio Ricciardelli, hace ocho años. Este es el noveno año de trabajo y ahora agregamos una sede en Fátima, Barrio Soldati. Lo que hacemos es enseñar a tocar instrumentos musicales de forma gratuita a niños, niñas y adolescentes que por diferentes motivos no pueden acceder a educación musical de calidad. Además, una de las primeras trabas es no poder conseguir el instrumento, así que nos ocupamos de proveerlo y prestarlo para que puedan practicar en sus casas. Tenemos un encuentro semanal, en el cual tienen una hora de clase y otra de ensamble, también damos conciertos en distintos lugares, hacemos salidas pedagógicas e, incluso, este año íbamos a hacer nuestra primera gira pero por el COVID-19 y el dengue no pudimos», nos comenta Mailen Ubiedo.

¿Actualmente cómo se mantienen en contacto con los estudiantes?

“Ahora nos contactamos preferentemente por WhatsApp y, para aquellos que tienen wifi, damos clases vía Zoom enseñando como se puede a distancia. También damos clases grabando videos y subiéndolos a YouTube para que puedan acceder gastando menos datos. Después hay alumnos que no tienen nada, ningún tipo de acceso a internet, ahí decidimos directamente llamar. Con otro grupo no tenemos contacto porque no tienen teléfono. Con algunos sí hay un contacto constante para brindar ayuda, sobre todo ahora que hacemos campañas solidarias, llevando comida, elementos de higiene y preventivos contra el dengue», señala.

¿Cómo surgió esta campaña solidaria?

“Puntualmente, surgió cuando empezó la cuarentena y vimos que los comedores estaban saturados, hablamos con los referentes barriales y con los curas villeros. Nos comunicaron lo complicada que estaba la situación, desde el grupo de profes nos surgió ese sentimiento de impotencia de no poder salir a ayudar. La realidad es que en los barrios ya hay voluntarios dedicándose a la logística, nos dimos cuenta que lo que hace falta es mercadería. Así que primero empezamos a dar clases virtuales sobre cualquier área musical, pagas para donar la totalidad del dinero. Por otro lado, un día vino una mamá muy agradecida y nos regaló tapabocas al ver que solo usábamos pañuelos, entonces pensé en que eso se podía producir y vender, era una muy buena oportunidad para un emprendimiento solidario. En total ya vendimos 162 tapabocas», recuerda Mailen.

¿Quiénes integran el proyecto?

“Es una gran cadena de favores. Muchos vecinos se dedican a la costura pero ahora están con el trabajo frenado, así que cuentan con las maquinas, hilos, telas, etcétera. Además, sumamos muchas madres a la red, algunas para coser y otras para cortar, de esa manera aumentamos la producción y se dividen las ganancias. Incluso podemos hacer entregas sin cargo en CABA, gracias al padre de uno de los profesores, que es taxista y realiza los repartos», nos dice.

¿Qué es lo que más te motiva de esta movida solidaria?

“Bueno, te cuento que cada familia se queda con 80 pesos por tapaboca y que la diferencia se dona para sumar más mercadería a las cajas de alimentos que se entregan a las familias que no tienen ingresos, eso para mí es una de las cosas más destacables. Digo, aún contando con una situación económica compleja, estas personas deciden donar una parte para quienes no tienen absolutamente nada, eso es lo que más me conmueve. Muchos de ellos o sus familiares padecen dengue, a esto se suma la pandemia, la cuarentena en casas que no tienen el mayor confort pero, aún así, teniendo lo mínimo e indispensable ayudan a otros», afirma.

¿Cómo es la situación de encontrarse con personas que, de pronto, por el aislamiento deben recurrir a la ayuda de un comedor?

“Nosotros manejamos diferentes grupos en los barrios populares, por ejemplo, en el barrio 1-11-14 hay familias que tienen trabajo formal y no solicitan cajas ni ayuda porque tienen acceso a sus sueldos. Por otro lado, tenemos gente en una informalidad muy fuerte, que lamentablemente son asiduos en los comedores, es parte del triste común. Sin embargo, hay otro grupo -principalmente en Fátima- que dentro de todo podían mantenerse y salir adelante pero que en este contexto de aislamiento, no confort, incluso situaciones de violencia, ahora se suma el tener que salir a pedir el alimento. Es difícil cuando es por primera vez, nosotros tratamos de que sea una situación de comunidad, de amistad, de familia, de escuela, que las familias sepan que vamos a estar para ayudar siempre que lo necesiten», expresa Ubiedo.

¿Qué nuevas estrategias pensás que se pueden implementar en los barrios más vulnerables?

“Es complejo pensar cómo se va a seguir, las estrategias que se van a tomar. Si bien sabemos que muchas familias recibieron el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), otras por diversos motivos no lo reciben. Además, hoy con 10 mil pesos es muy difícil mantenerse todo el mes, es por eso que están los comedores. Los contactos van a seguir estando, hay cuestiones que son imposibles de sortear y, desafortunadamente, no se les puede dar mercadería a todas las familias para que permanezcan en sus casas, sería lo ideal pero no sucede. Nosotros manejamos un número de alrededor de 37 familias pero a nivel más bien nacional es muy complejo», responde.

Para finalizar, Mailen Ubiedo reflexiona sobre el rol de la educación y sus principales dificultades en este escenario de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio que parece haber evidenciado profundas desigualdades socioeconómicas que se traducen en dificultades de vinculación con la escuela. Al respecto, comparte: “En relación con la educación, tenemos una brecha muy grande entre quienes tienen acceso y quienes no. Considero que, el democratizar esta situación, que todo el mundo cuente con su dispositivo o computadora, desde el Estado se debería garantizar el acceso a internet principalmente de algunas páginas vinculadas a la educación. Nosotros, desde la orquesta, estamos redactando proyectos y aplicando a convocatorias que se hacen desde Nación (por ejemplo, el Fondo Nacional de las Artes) para así continuar con las clases virtuales pero acercando materiales y herramientas didácticas. Asimismo, para comprar nuevos instrumentos y acercarlos a los chicos para que puedan ensayar. Estamos en ese proceso, más adelante veremos cómo volver a nuestras actividades, cómo volver a enseñar, esperamos generar nuevas ideas y estar a la altura. Es prioridad que los chicos mantengan el entusiasmo y se sientan parte de nuestra escuela».