El origen del deseo materno

“Hace cinco años quedeé embarazada, a las dos semanas tuve un aborto espontáneo. Tres meses después, volví a quedar embarazada y volví a tener un aborto mucho más fuerte, perdí mucha sangre y me desmayé. Mi cuerpo se agrietaba. ¿Podía acaso rebelarse contra mi deseo? ¿Qué cosas nos dice una y otra vez el cuerpo? Sin embargo, insistimos en aferrarnos a una idea o a un deseo que, a veces, hiere. ¿Por qué quiero ser madre?”. El relato de Gabriela se escucha en los primeros minutos del documental “El origen del deseo”, cuya temática versa en torno a nuestro deseo (¿inexistente, en construcción o brindado por el entorno?) de la maternidad.

En esta oportunidad, adecuándonos a esta nueva realidad impuesta por la pandemia, dialogamos vía Zoom con sus creadores, tres jóvenes cineastas que actualmente residen en distintas partes de Latinoamérica.

Desde Bolivia dialogamos con Gabriela Olivera, quien estudió Arte en La Paz, y en 2013 inició la carrera de Cine en el Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda (IDAC). En Colombia se localiza Camilo Rodríguez, quien es abogado y afirma haber iniciado su formación audiovisual de forma autodidacta, hasta que decidió viajar a nuestro país a estudiar Cine. Finalmente, desde Argentina contamos con Carla Fernández, docente de Educación Primaria, interesada en trabajar las infancias desde el arte y egresada también del IDAC. Este equipo confluyó en la cursada de una materia llamada Taller Documental, espacio donde se gestó y concretó el mencionado cortometraje como trabajo final de la cursada.

¿Cómo surgió y acordaron la temática?

“En el taller teníamos la premisa de acercar una propuesta, yo fui con un título que era ‘la vagina de mi madre’. Tenía la intención de hablar sobre la maternidad y la mujer pero la idea no estaba desarrollada. Carla y Cami se sumaron al título, comenzamos a pensar entre los tres por dónde podía ir el documental. Iniciamos las entrevistas, pero aún así lo sentíamos vacío, parecía que no contábamos nada”, responde Gabriela Olivera.

¿En qué momento les hizo el «clic” sobre el enfoque?

“En una clase un docente nos dio un sacudón diciendo ‘bueno, carajo, ¿de qué trata este documental?’. Solo teníamos un montón de entrevistas. Una noche a partir de reflexionar sobre mi propia experiencia, de embarazos y abortos espontáneos, les propuse a los chicos encararlo desde ahí”, señala Gabriela.

“Para mí lo interesante que tuvo el documental fueron los diálogos en la pre producción, el ejercicio de desarmar ideas propias. Incluso antes de realizar las entrevistas veníamos con ideas preconcebidas sobre la maternidad, nos pensamos mucho, en nuestras madres. Nos esforzamos mucho en decidir qué queríamos contar. Cuando se sumó el aspecto más personal de Gabi, el proyecto tomó más fuerza y forma, nos dio el anclaje, queríamos trabajar la maternidad específicamente desde el deseo”, afirma Carla Fernández.

Camilo, es el único varón de este equipo y, dada la temática, ¿cómo fue la experiencia?

“Yo me enamoré del título que trajo Gabi, personalmente me compró. De mi parte, creo que era una experiencia arriesgada, inicialmente nos encontramos con un título y tema muy potentes pero que había que revisar, discutir y consensuar y fue fundamental anclarlo en la experiencia de alguien. Lo de Gabi, coincido, fue el hilo conductor. Como varón fue interesante de ver, sentir… en algunos momentos me sirvió para replantearme cómo era mi intervención, me sentí obligado a asumir una posición más modesta y comprensiva, en entender lo que es para las mujeres la maternidad, fue muy enriquecedor”, dice Camilo Rodríguez.

Tengo entendido que las entrevistadas son conocidas de ustedes, pero aún así debe ser extraño plantarse frente a una cámara a hablar desde la propia experiencia.

¿Cómo fue el proceso de entrevistas?

“Una de las entrevistadas es mi abuela, me genera mucha ternura que haya accedido, ella es muy tímida y reservada pero, a la vez, le gusta compartir su historia. Creo que está bueno escuchar a una persona de 85 años que vivió un mundo muy distinto al nuestro, una sociedad diferente, ver ese choque generacional. Otra de las entrevistadas es una amiga mía, ella también fue un ‘lo hago de onda’ pero luego no le gustó verse a sí misma. Esa situación nos llevó a replantearnos qué hacer, mostrarla o no, considerando su privacidad, y finalmente accedió. Ella es la que sale con su bebé en brazos, tal vez tuvo que ver con que su maternidad era muy reciente, seguramente es impactante verte reflejada en una peli contando lo que tenés adentro. Nosotros siempre fuimos muy sinceros respecto a lo que estábamos haciendo y tratamos de cuidar mucho a las mujeres que entrevistamos, ya que no es ficción, son mujeres reales que nos abrieron las puertas y que, en algún punto, parecía que se olvidaban que había una cámara. Se logró ese ambiente de confianza”, indica Carla.

Un pequeño “spoiler”: en el testimonio al que se hace referencia, la protagonista señala lo dura y agobiante que es la maternidad, incluso afirma que “nadie te avisa que esto es tan difícil”.

“Creo que muchas se identificaron con ese relato en particular, no es algo que comúnmente se escuche decir y, si lo hacés, sos tachada de ‘mala madre’, pero creo que es una situación muy dura, que te atraviesa el cuerpo y el espíritu, sus palabras eran necesarias. Los testimonios que estuvieron en el documental son los que tenían que estar”, expresa Gabriela.

¿Cómo fue la recepción del documental?

“Fue muy bonita, nos encontramos con mujeres que se identificaron con alguna entrevista en particular, eso era muy bueno. A partir de ahí, muchas mujeres se acercaron a compartir sus experiencias y a seguir ampliando el debate que abrimos a través del documental. Siempre pensamos en eso, que el documental no diera una respuesta cerrada, no se resuelve el tema de cuál es el origen del deseo, se abre un abanico de posibilidades, esa es la propuesta para el espectador”, afirma Camilo.

Lo interesante del trabajo que realizaron es que, claramente, cuenta con perspectiva de género pero no cae en el vicio, común por estos días, de realizar una bajada de línea al respecto.

“Tuvimos la suerte de acompañarlo en algunas proyecciones y el documental se sintió interpelar desde lo humano, no desde el panfleto. Si bien nosotros coincidimos con la ampliación de derechos de las mujeres -el aborto legal, seguro y gratuito-, no queríamos decir ‘pensamos esto’ si no más bien ‘esto es lo que nos preguntamos’. Digo, si Gabi no tiene del todo claro por qué quiere ser madre, ¿por qué debería saberlo? ¿Por qué brindar una respuesta acabada? Quisimos ser cuidadosos en no juzgar a ninguna mujer, mostramos sus historias, abrimos esa ventana a cada una, que el espectador elija con cuál se identifica. El intercambio con los espectadores completa la peli”, dice Carla.

¿Qué nuevos proyectos tienen como equipo o a nivel personal?

“Personalmente, creo que todos mis trabajos van a girar en torno a la mujer y la maternidad”, responde Gabriela Olivera, que actualmente integra el colectivo fotográfico Warmi, compuesto por mujeres de Bolivia, Perú y México.

“Ahora volví a Colombia, hacer cine en todas partes debe ser complicado, acá en Colombia es ser muy terco. Estoy escribiendo nuevos proyectos, con la terquedad al palo”, bromea Camilo.

“Yo en este momento estoy terminando un ensayo poético. Coincido con Gabriela, me identifico como mujer feminista, entonces, siempre mis trabajos van a contar con ese enfoque. Actualmente, la escuela de cine tiene una comisión de género, donde debatimos el lugar de las mujeres en el cine, no solo en la representación delante de cámara sino detrás, en los roles técnicos, camarógrafas, directoras. El cine siempre fue un espacio machista, donde las mujeres tienen roles específicos como iluminadoras, asistentes de dirección, directoras de arte. Hay un movimiento muy interesante, al menos acá en Argentina, respecto a organizarnos, lo cual está cambiando la forma de encarar el cine, de comenzar a formar producciones integradas por mujeres y disidencias”, afirma Carla.

“El origen del deseo” fue proyectado en distintos espacios de nuestro país e, incluso, en el festival de cortometrajes de Santa Fe de Antioquia (Colombia), donde contó con una excelente recepción. En estos días fue liberado y se encuentra disponible en YouTube. Desde ya, recomiendo que te tomes unos minutos para escuchar las historias de estas mujeres. Pero si lo que leíste hasta acá sobre el documental no termina de convencerte, compartimos algunas palabras de sus creadores.

“Creo que es necesario como mujeres cuestionarnos sobre la maternidad. Aunque, y esto se debe decir, creo que pasa por una cuestión de privilegio de clase, el poder sentarte a pensar si querés o no ser madre. Hay mujeres que no pueden, que no pueden concebir la maternidad de una forma distinta, no pasan por las mismas situaciones, eso hay que reconocerlo también. De todas formas, es válido poder pensar y cuestionarnos esos roles”, indica Gabriela.

“En esta época, con muchas personas solas o en familia pero tal vez sintiéndose encerrado, creo que estaá bueno reflexionar con quiénes nos relacionamos, cómo establecemos nuestros vínculos. El documental apunta hacia eso, analizar cuál es ese supuesto rol de la mujer, cómo se establece ese rol en la familia, en la sociedad. El documental aporta en ese sentido, no es solo entretenimiento, propone una forma de rever nuestras relaciones”, finaliza Camilo.