Huevo: tu cerebro lo necesita

Durante décadas, el huevo fue objeto de una controversia nutricional que puso en duda su lugar en una dieta saludable. La creencia de que los huevos elevaban los niveles de colesterol en sangre era tan arraigada, que muchos consumidores los evitaban, limitaban su consumo o, incluso, lo eliminaban por completo de su alimentación. Sin embargo, esta afirmación fue desmentida por la comunidad científica.

El mito del huevo y el colesterol

La yema del huevo es rica en colesterol, un tipo de grasa que nuestro cuerpo necesita para producir hormonas y vitamina D. Esta asociación directa entre el consumo de colesterol dietético y los niveles de colesterol en sangre llevó a la creencia de que los huevos eran los principales culpables del colesterol alto.

Sin embargo, estudios de revisión de este año, como los publicados en la Revista Especializada en Nutrición Comunitaria, entre otras, demostraron que esta relación no es tan sencilla. La producción de colesterol en el cuerpo está regulada por diversos factores, y el consumo de colesterol dietético tiene un impacto limitado en los niveles sanguíneos de colesterol en la mayoría de las personas sanas.

Entonces, la mayoría de los expertos en nutrición coinciden en que el consumo moderado de huevos no es perjudicial para la salud cardiovascular. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las personas con enfermedades cardíacas o niveles muy altos de colesterol en sangre deben consultar a su médico antes de aumentar significativamente su consumo.

El plato y el estado de ánimo

Según numerosas revisiones de bibliografía, como las de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, el consumo regular de huevos se asoció con un menor riesgo de depresión. Esto se debe, en gran parte, a su contenido en colina, un nutriente esencial para la síntesis de neurotransmisores como la acetilcolina, involucrada en la memoria, el aprendizaje y el estado de ánimo.

Asimismo, los huevos son una excelente fuente de vitamina D, que demostró tener efectos positivos en la regulación emocional. Como señala la nutricionista Mary Hartley, la vitamina D no solo fortalece los huesos sino, también, influye en la producción de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad.

Por su parte, Jaime Silva, psicólogo de la Clínica Alemana de Santiago, Chile, expresa que un buen estado nutricional es importante para la salud mental y el mantenimiento de las conexiones cerebrales. Diversos estudios respaldan esta afirmación, demostrando que una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y granos integrales, puede reducir los síntomas de depresión y ansiedad.