La tele que fue

Se fue febrero y con este mes también la señal televisiva de cable I-Sat, emblemática de un par de generaciones.

Nació en abril de 1993 con el nombre de Imagen Satelital, propiedad en su inicio del empresario Alberto González hasta 1997, cuando fue adquirida por el Grupo Cisneros (luego Claxson) para, finalmente, ser vendida en el año 2000 al grupo Turner junto a otras señales locales pertenecientes al grupo, como Space (la única activa actualmente), HTV, Retro, Fashion TV y Much Music. Este último canal también dejó de emitirse junto a I-Sat al comenzar marzo.

Más allá de los datos duros e históricos, el legado de I-Sat se configuró gracias a la línea curatorial pensada -en especial desde la etapa Claxson- como una alternativa a las propuestas de las señales de cine y series más convencionales, las cuales estaban enfocadas en los estrenos y en las grandes producciones. Una búsqueda por lo indie (una etiqueta ancha) y por lo disruptivo marcó el espíritu de la programación.

Con el correr de los años, el límite se movió siempre hacía adelante, es así que pudieron convivir series verdaderamente adelantadas como “Queer as Folk”, los especiales de “Sexorama”, “Taxi Cab Confessions” y la versión original de “The Office”, entre sus primeras ambiciones para captar un público ávido de márgenes para escaparle a lo corriente ofrecido en gran parte de la grilla del cable. Esa manera de ver, la de tener en el control remoto una sensación de canales infinitos, podía llevarnos a muchos lugares y a ninguno a la vez, porque quedarse en una imagen era perderse muchas otras. En I-Sat te establecías dentro de un arcoíris con varias grillas de cable contenidas en un solo lugar.

No solo vivió -es difícil hablar en pasado- de latas de producciones extranjeras, también hubo una sólida apuesta por programas propios. Uno de ellos fue “Cortos I-Sat” conducido por Martina Luri. El programa que se emitía los viernes acompañó el auge del cine argentino en un despertar durante el llamado Nuevo Cine Argentino. En cada entrega se veían cortos, entrevistas a los realizadores y una estética de época que convertían a “Cortos I-Sat” en algo único en la televisión argentina. Los especiales de Alberto Laiseca y “Cine Zeta” también fueron parte de los contenidos propios, gracias a este último podían verse clásicos nunca vistos en una caja de rayos catódicos como, por ejemplo, las películas de Jesús Franco y otros deformes más.

Durante un periodo el programa “Primer Plano” (auspiciado por la distribuidora de cine del mismo nombre) tomaba la idea de las clásicas propuestas donde un presentador, nada menos que Alan Pauls, nos invitaba a ver una película gracias a un copete para complementar la experiencia. Años más tarde de la primera emisión al aire, I-Sat le dio una segunda vida al ciclo humorístico “Cha Cha Cha”, creado por Alfredo Casero, quien también fue el conductor del ciclo “Karate For Ever”, una gran excusa para ver películas orientales de kung fu, en una suerte de correlato a la urgencia (re) nacida por el género gracias al boom del díptico de “Kill Bill” de Quentin Tarantino.

Otro de los grandes desafíos fue pasar películas como “Kids” (hoy quizás un poco vetusta), la controvertida película de Larry Clark, el cine de Todd Solonz y de Harmony Korine, los primeros esfuerzos de Gaspar Noé y el cine independiente contemporáneo, más la presencia de autores ya establecidos como Jim Jarmusch, John Waters o Aki Kaurismäki, entre muchos otros. Una avanzada para nada despreciable si tenemos en cuenta el episodio sufrido por su canal hermano Space cuando intentó emitir el 17 de septiembre de 1996 la película “La última tentación de Cristo” de Martín Scorsese, prohibida hasta entonces en Latinoamérica. Y lo que finalmente se vio, en cambio, fue a un grupo de sacerdotes sentados a lo largo de una mesa, quienes nos explicaron a los espectadores, en ese entonces, por qué no podíamos ver tal película.

De la misma forma, así como el nacimiento del Nuevo Cine Argentino tuvo un espacio dentro de la grilla de I-Sat, el canal tuvo su presencia y hasta fue sponsor del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (hoy BAFICI). La programación de ciertas películas pasadas en ese festival, ya sea ganadoras o no de premios, permitía que a través de la señal se pudieran ver más allá de los límites de Buenos Aires, si tenemos en cuenta que la circulación pirata de películas por internet recién estaba en los albores.

“Fantasma del Espacio de costa a costa”, “Adult Swim”, algo del late night show de Conan O’Brien, “Shameless” (en su versión original) y muchos otros programas fueron parte de un reducto de amplio espectro de gustos y curiosidades. En los años del florecimiento del HD para la mayoría de los canales, tal avance tecnológico no le llegó a I-Sat y quedó en la marginalidad, sin novedades en los contenidos ni en campañas publicitarias creativas, otra de las grandes cualidades que supo tener. Lo que hoy se consigue desperdigado en diferentes servicios de streaming y en las profundidades de internet, I-Sat lo ofrecía las 24 horas, los 7 días de la semana y todo el año. Un fin de época absoluto.