Luego de 10 años («La Tercera Orilla» había sido su última película en 2014), Celina Murga regresa con «El Aroma del Pasto Recién Cortado» y de la mano nuevamente de su mentor, Martin Scorsese, ya que en los créditos se advierte que es quien presenta el film.
Parte del largo tiempo transcurrido se explica en el brote pandémico que azotó el mundo, circunstancia durante la cual la realizadora pareció aprovechar (según sus propias palabras) para madurar la edición de su trabajo.
De esta manera, logró una tesis más fluida sobre los comportamientos de género a la hora de asumir una relación profesor-profesora/alumno-alumna fuera del matrimonio, y dotó a cada uno de estos dúos de detalles, reacciones, sensaciones, posturas y pensamientos propios de cada uno de ellos.
Es así que podemos ver transcurrir a lo largo del metraje la misma situación argumental, pero desde el punto de vista de cada pareja (Joaquín Furriel y Verónica Gerez, y Marina De Tavira y Emanuel Parga).
Un dato a destacar es que, afortunadamente, la directora no juzga a sus criaturas sino que las acompaña en su proceso de encuentro, desarrollo y deterioro de sus relaciones afectivas.
Las actuaciones son muy cuidadas, y el guion se esmeró en no caer en lugares comunes en las expresiones de sus personajes.
El mundo de encierro de los adultos, con sus cocinas estrechas que apenas impiden el paso, en contraste con lugares más abiertos y relajados en los que los jóvenes eligen tomar como marco de pertenencia, es otra interesante lectura de esta propuesta.