Los privilegiados anticuarentena

El sábado 22 de mayo, la celebridad argentina Susana Giménez abandonó su mansión de Barrio Parque y salió rumbo a Aeroparque. Allí tomó un vuelo a las 15 horas con destino a Montevideo, Uruguay, acompañada por su hermano, el cantante Patricio Giménez. El empresario Nicolás «Nicky» Caputo se fue este fin de semana a Estados Unidos con toda su familia en un vuelo privado con destino a Fort Lauderdale, en Florida, donde se encuentra actualmente.

Ciudadanos de barrios cerrados de Tigre realizaron una marcha anticuarentena bajo la consigna “Una revolución pacífica en auto por nuestros derechos”. Se trasladaron en sus vehículos desde el Barrio Santa Teresa hasta la municipalidad. La Policía Bonaerense había advertido que estaba prohibida la manifestación y, sin embargo, la misma se llevó a cabo y no presentó ningún tipo de detención o sanción.

Con frases “anticuarentena” y críticas a la Organización Mundial de la Salud (OMS), un grupo de aproximadamente 200 personas, convocadas a través de las redes sociales, se manifestó el fin de semana en Plaza de Mayo, frente al Cabildo, en protesta contra el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio, por considerar que la medida viola sus derechos constitucionales. Expresaron su desacuerdo con las medidas dispuestas por el Gobierno para enfrentar la pandemia de coronavirus y en medios nacionales se entrevistaba a una mujer que, con arrogancia, declaraba: “Prefiero morirme antes que hacerle caso a Alberto», como si se tratase de una cuestión de favoritismos. Cabe aclarar que no hubo detenidos ni sanciones a pesar de la obligatoriedad de la cuarentena.

¿Qué tienen en común estos acontecimientos?

Los tres se desarrollan durante la medida de Aislamiento Social Preventivo Obligatorio y cuentan con el aval de las autoridades a cargo de los permisos para que, como en el primer caso, puedan salir del país en vuelos privados, en el segundo protestar en caravana de automóviles y a pie frente al Cabildo. Pero, ¿por qué son inmunes al decreto los sectores privilegiados? ¿Por qué tanta indiferencia ante la crisis que se presenta en barrios vulnerables? ¿Qué hace pensar que el virus sea un invento para no dejar salir a los ricos de sus casas a consumir y gastar o, como ellos expresan a viva voz en los medios que cubrieron la noticia, «violan su derecho a ser libres»?

“Lo primero que debe enseñarnos la pandemia es que vivimos en un país injusto y ahora nadie puede decir que no lo vio”, afirmó Alberto Fernández durante un acto junto a Axel Kicillof en la Casa de Gobierno bonaerense, donde se anunció el plan de obras públicas para municipios del Conurbano. El presidente aseguró que el coronavirus dejó al descubierto “la desigualdad, porque en este país había millones de personas a las que el Estado no tenía registradas”, y pidió diseñar un “país igualitario”, sin recetas mágicas del mercado.

Asimismo, el 26 de mayo y en conferencia de prensa, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, informó que en la Villa 31 se testearon 1.722 personas, de las cuales 1.125 resultaron positivas. En la villa 1-11-14 fueron testeadas 974 y se confirmaron 437 y en la Villa 21-24 se testearon 393, de las cuales 105 dieron resultado positivo.

Este miércoles organizaciones barriales y populares se movilizan en la Avenida Vélez Sarsfield e Iriarte, barrio de Barracas, para reclamar al gobierno de Horacio Rodríguez Larreta la falta de suministro de agua potable. Este es un pedido que lleva varios días y cobró la vida de Ramona Medina y Agustín Navarro, ambos líderes sociales y víctimas del olvido y la indiferencia. Mientras las noticias ponen su foco en las manifestaciones «pacíficas» de sectores privilegiados, las villas piden agua para poder higienizarse y vivir en medio del hacinamiento. No se levanta la voz y pregunta cómo sobreviven en esas condiciones, pero señalan con recelo los subsidios entregados por el Gobierno para paliar la crisis que viven hace años. Quizás la pandemia haya agudizado aún más ese odioso malestar llamado resentimiento.