¿Recordás cómo aprendiste los nombres de tus amigos? ¿Su dirección para ir a visitarlos? ¿Cómo aprendiste a andar en bicicleta?
Esto es posible gracias a la neuro plasticidad del sistema nervioso y su capacidad para cambiar y adaptarse a las nuevas experiencias y desafíos, a los aprendizajes en general. Incluso recuperarse ante el daño cerebral. A medida que vamos incorporando nuevos aprendizajes, se van formando nuevas conexiones neuronales que, al repetirse una y otra vez, se desarrollan y se hacen tan fuertes como para modificar las conexiones anteriores. Y así, el cerebro comienza a reorganizar su estructura y función.
Si sabemos que el cerebro tiene el don de cambiar y adaptarse en respuesta a los estímulos externos o internos y que va formando, fortaleciendo y eliminando las sinapsis previas. Dichas conexiones entre neuronas que ya habíamos instalado, al poner el valor este proceso, estamos frente a un hecho crucial para el desarrollo personal y la posibilidad de incorporar nuevos aprendizajes para nuestra vida que nos ordene, nos oriente y nos impulse a perseguir nuestros objetivos.
La programación neuro lingüística se apoya en este concepto para lograr cambios personales, y sus técnicas son muy utilizadas para modificar los programas mentales que influyen en los comportamientos; repetir nuevos pensamientos y comportamientos para reforzar las nuevas conexiones neuronales, haciendo que esos cambios sean duraderos; facilita el proceso de neuro plasticidad para moldear la actividad cerebral hacia objetivos deseados.
Ya no solo podés aprender a conducir a cualquier edad, logrando coordinar tus movimientos con la atención puesta en el volante y la mirada en la calle sino mucho más que eso. Por ejemplo, podés practicar un nuevo deporte, tocar un instrumento, aprender a consolidar un sueño reparador, sostener una alimentación saludable, mejorar tu rendimiento cognitivo. Como también mejorar la memoria, la concentración, modificar tus comportamientos y reacciones, permitiendo que tu cerebro se adapte a los cambios y desafíos del entorno.
Te invito a que valores la flexibilidad de tu cerebro, no solo para aprender cosas nuevas sino, también, para que empieces a modificar tus relaciones, tus comunicaciones, comportamientos. Como así la manera de actuar. Porque ya no sirve esa frase tan conocida «Yo soy así», eso era hasta ahora. Justamente, porque podés crear nuevas conexiones neuronales, ahora sabés que podés cambiar, adaptarte, motivarte y mejorar tu calidad de vida. Depende de vos.
Artículo elaborado por Mónica Salvaneschi.