Parejas: cómo lograr encuentros genuinos

En el día de hoy vamos a estar conversando sobre un tema que es muy controversial en los tiempos que corren: la pareja.

Escuchamos de boca de muchas mujeres que es muy difícil construir una pareja, que los hombres no quieren compromiso, que solo buscan relaciones casuales y que están viviendo como adolescentes, sin importar la edad. También oímos que actualmente la mujer es la que tiene que tomar la iniciativa, pues los hombres están «quedados».

Por otro lado, escuchamos de boca de los hombres que las mujeres presionamos, que nos ponemos ansiosas con el título que lleve la relación (el famoso «¿qué somos nosotros?»), que no respetamos sus espacios y no comprendemos sus pasiones: el fútbol, los amigos, el partido del domingo, etcétera. En fin, los hombres suelen pensar que las mujeres los ponemos en un dilema: o nosotras o sus intereses.

Este choque de visiones hace que el encuentro afectivo entre hombres y mujeres sea muy dificultoso, lo cual habla del gran problema vincular que tenemos hoy por hoy. ¿Qué podemos hacer con esto? ¿Cómo lograr reposicionarnos en un lugar mejor para generar encuentros genuinos con el otro? ¿Cómo elaborar nuestro posicionamiento inconciente para construir una pareja en armonía?

Hoy vamos a estar abordando el tema desde dos lugares: los arquetipos del ánima y el ánimus según el doctor Carl Gustav Jung.

Respecto de los arquetipos, sabemos que estos son moldes, ideas primarias que modelan la experiencia humana. Estos arquetipos se expresan en símbolos universales que muchas veces provienen del arte: la pintura, la literatura, el cine y la mitología.

Dos de los modelos arquetipales fundamentales de la experiencia humana son el ánimus, la esencia masculina; y el ánima, la esencia femenina. Que sean masculinos y femeninos no quiere decir que sean exclusivos de hombre y mujer, respectivamente. Para Jung, el hombre es ánimus por fuera y ánima por dentro y para la mujer lo es de manera inversa. La evolución de cada arquetipo implica encontrarse con su opuesto complementario. Es la enantiodromia de Heráclito: todo tiende a su opuesto.

Para estar en pareja en forma armónica el hombre tiene que trabajar su ánimus y la mujer el ánima. Tienen que ser concientes de qué formas arquetipales están expresando y tratar de volcarlos a su expresión mas positiva o hacerlos evolucionar a otras formas más adecuadas. A veces las personas nos paramos en una única expresión arquetípica y coartamos la posibilidad potencial de que otros arquetipos se expresen. El trabajo, entonces, es equilibrar el psiquismo y tener a disposición todas las formas de expresión posibles para aplicarlas cuando sea más oportuno, integrar el psiquismo, desarrollar más potencialidades y recursos. Para todo ello se necesita un proceso terapéutico.

Ánimus

Empecemos a hablar del ánimus, que es la esencia masculina. Este arquetipo representa el polo de los significados, la lógica, las ideas, el pensamiento. Estos conceptos siempre estuvieron asociados a lo masculino en el inconciente colectivo. El ánimus es una imagen psíquica que ordena y otorga sentido a la experiencia. Los hombres tienen un cierto modelo o imagen de lo que significa ejercer su masculinidad, también lo tenemos las mujeres. Esas imágenes condensadas de significado y muchas veces plasmadas a través del arte son los arquetipos.

El desarrollo del ánimus y del ánima en el hombre y en la mujer tiene distintos estadíos. Vamos a tomar los desarrollados por Jung y por el doctor Ejilevich Grimaldi, presidente de la fundación Jung de Buenos Aires.

¿Por qué es importante que tanto hombres como mujeres conozcan en qué estadio del desarrollo del ánimus o del ánima están? Porque a partir de conocer cuál es la expresión arquetípica de su masculinidad o feminidad que están utilizando, tendrán la posibilidad de tomar conciencia, crecer, modificar y dar rienda suelta a la luz de cada arquetipo y no a la sombra.

Hoy vamos a hablar del primer estadio del ánimus en el hombre (Peter Pan) y su contrapartida en la mujer (la Hetaira). Cabe aclarar que en el hombre los estadíos son sucesivos, no así en la mujer que más bien se superponen.

El estadio Peter Pan

El hombre que está en este estadio del desarrollo de su ánimus es un hombre sumamente curioso y con mucha chispa, es el puer aeternus de Jung, el eterno adolescente. Tiene una amplia capacidad imaginativa y enorme encanto. Pero carece de conciencia de sus limitaciones. En su faz negativa le falta capacidad para el compromiso, suele ser bastante tramposo y mentiroso, es marcadamente irresponsable, rebelde, vive con su propio código y hasta puede convertirse en un manipulador de guante blanco que arma las situaciones a su beneficio. Este tipo de hombre es sumamente atractivo para las mujeres, que solemos enamorarnos de su actitud de Don Juan, pero luego queremos remodelarlo y convertirlo en un hombre capaz de comprometerse. En ese momento nos llevamos una gran desilusión. Es que Peter Pan quiere ser siempre un adolescente y vivir sin límites en el país de Nunca Jamás, no quiere estabilidad y convivencia. Aquí el tema es que el hombre demasiado tomado por este arquetipo detiene su desarrollo y no puede pasar a los estadíos siguientes, se vuelve un inadaptado porque no respeta las etapas naturales del crecimiento. Quiere anclarse en la adolescencia y vivir siempre de conquista en conquista. Tiene las cualidades intelectuales e imaginativas para lograr lo que se propone pero es tan inconsistente que todo se le diluye.

Otro tema es el de las mujeres que buscamos un Peter Pan como modelo de masculinidad y luego nos quejamos de todo lo que antes nos enamoró. Aquí tenemos que revisar desde dónde estamos eligiendo a la pareja y resolver nuestras contradicciones internas.

Ánima

Este es el arquetipo de la naturaleza femenina. Representa lo emocional, lo nutricio, dador de vida, receptivo e intuitivo. Todo lo ligado a la femineidad en su faz positiva, pero también es su faz negativa, como puede ser la actitud castradora, devoradora y fagocitante.

El estadio de la Hetaira

Hetaira es el nombre que en la antigua Grecia recibían las cortesanas y las sacerdotisas de la diosa Afrodita. La hetaira como arquetipo de expresión de la femineidad es la mujer seductora, coqueta, totalmente epicúrea. Le gusta salir, comer, incluso beber, adora la música y el baile. Puede ser compradora compulsiva de ropa y accesorios, invierte tiempo en embellecerse, ama ser mirada y contemplada. En su faz negativa, representa a la mujer que busca complacer al hombre en todos los aspectos para sentir seguridad emocional, busca ser el deseo del otro, mimetizarse con él para reforzar su autoestima y conseguir aprobación (aquí se arma el Complejo de Casandra, que hablaremos en otras instancias). Suele seducir para cautivar al hombre, sin tener como objetivo relacionarse genuinamente. No tiene desarrollado el instinto maternal, no piensa en la progenie. Más bien piensa mucho en disfrutar y vivir intensamente las experiencias. En este sentido, es una especie de Peter Pan femenino. En su faz positiva es la mujer que brinda toda su calidez y sensualidad en la relación profunda con el hombre.

Este estadio del ánima es muy importante, gracias a él la mujer se introduce en el mundo del hombre sin perder su esencia femenina como ocurre con la amazona, que la veremos en otra nota. Igualmente, recordemos que en general las personas nunca encarnamos arquetipos puros, podemos tener unas cuantas características de Hetaira en el caso de la mujer o muchas de Peter Pan en el caso del hombre.

Un comentario sobre “Parejas: cómo lograr encuentros genuinos

  1. Perfecto, maravilloso sus contenidos. Solo leí un texto, estoy impresionado. En Costa Rica, es de madrugada, estaba leyendo, me activaron la mente e y conciencia. De aquí en adelante seré un asiduo lector de sus creaciones literarias y temas de vida. Gracias. Saludos.

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