Al pensar en esta frase, ¿es el Hombre quien busca a Dios o Dios busca al Hombre? Se podría contestar que los dos se buscan mutuamente, por el simple hecho de que el creador siempre vigila su creación y el hijo siempre busca al padre y necesita comprenderlo y entenderlo en su totalidad. Tal es así, que una de las preguntas más frecuentes que el Hombre le haría a Dios si lo tuviese enfrente sería: «¿Por qué me creaste? Si todo lo sabés, si todo lo tenés, si nada necesitás, si la completitud te sostiene, ¿para qué la existencia del Hombre?» Dejo esta pregunta en suspenso, ya que son “misterios mayores”, y sigamos con la reflexión anterior.
Dijimos que el creador y lo creado se buscan mutuamente, si no miremos la película «Prometheus» donde, en definitiva, la búsqueda por encontrar al Creador era para responder preguntas muy filosóficas, que muchas de ellas están fuera del alcance mental del Hombre. Otra película que toca el tema es «El Señor de los Anillos», donde “el anillo único” siempre buscaba a su dueño tanto cíclico como Gollum, el tío de Frodo (Bilbo) o los nueve reyes Nazgûl que lo poseyeron, pero en realidad el anillo siempre era buscado por Saurón, quien lo había creado.
Otra de las razones por la que creo que Dios y el Hombre se buscan es por una ley hermética llamada Ley de Correspondencia.
¿Qué es la ley de correspondencia?
Es una de las 7 leyes herméticas. Las 6 restantes son las siguientes:
Todo es mente, el universo es mental.
Nada está inmóvil, todo se mueve, todo vibra.
Todo es doble o tiene dos polos.
Todo asciende o desciende, todo tiene dos polos.
Toda causa tiene su efecto y todo efecto su causa.
Todo tiene su principio masculino y femenino.
Esta ley explica que como es arriba es abajo, también llamada Ley de Afinidad. Estos se atraen y, en este caso, podemos aplicar la frase que reza «estamos hecho a imagen y semejanza de Dios». Y es acá cuando podemos diferenciar cuándo es uno que busca a Dios o cuándo es Dios que busca al Hombre.
El religioso busca a Dios porque necesita encontrarlo con una imagen en un credo o doctrina particular, de acuerdo a su personalidad llamada creencia, familia, país o cultura. Al seguir lo impuesto busca a Dios y no está mal, porque busca superarse y ser alguien con algo superior a sí mismo.
En cambio, el ser espiritual es buscado por Dios porque está libre de preconceptos e ideas, el ser espiritual no concibe formas, es libre en esquemas y no se ata a doctrinas. Es decir, las crea de acuerdo al tiempo y condición planetaria del momento y puede, por una razón de libre pensador, reconocer dentro de las formas a la divinidad. Estos seres espirituales se llaman “Avataras del tiempo” y vienen con forma física como Buda, Cristo, Krishna, Zaratustra, Zoroastro, Confucio, Lao Tse y muchos más. En fin, ninguno de ellos rompe con la doctrina o legado del otro, porque primero saben que la verdad es única, circular y no es fragmentada, por lo tanto, lo que trae cada uno es aportar y completar la totalidad. Es el Hombre que fracciona y se queda con partes de esa religión.
Entonces, ¿podemos decir que buscamos o nos buscan de acuerdo al estado de conciencia? Obviamente, porque es cómo concebimos las cosas y cómo se presenta la divinidad dentro nuestro. Por eso, el religioso busca unirse a través de una forma, el ser espiritual rompe con las formas y en todo ve el espíritu. El religioso tiene una idea de las cosas y sigue un lineamiento, por ejemplo: católico, budista, hinduista y tantos etcéteras. El ser espiritual es impresionado por la idea universal, no hay lineamientos, capta el planeamiento evolutivo y lo plasma a la humanidad.
Concilio de Dioses
Para poder entender mejor el párrafo anterior podemos imaginarnos un concilio de dioses, en el cual Zeus dice: “La humanidad ya está preparada para curarse del cáncer y erradicarlo de la faz de la Tierra, enviemos esta idea de curación y que la capte el más apto”. Seguramente, algún científico por la ley de afinidad es tanto lo que anhela salvar al mundo de este mal que capta la formula, la plasma y cree ser dueño de la idea cuando, en realidad, nada nos pertenece. Solo somos vehículos de ideas cósmicas y es muy probable que este científico, por ser un profesional de la ciencia y no tener una mente devota, no crea en Dios y se diga ser “ateo”. En realidad, lo que no sigue es un dogma pero es un ser espiritual, porque el espíritu de Dios se ha manifestado para que una idea nueva y revolucionaria cambie el curso de la evolución.
Finalmente, la pregunta del millón es: ¿qué es importante, ser religioso o ser espiritual? Y yo contesto «las dos cosas», ambas son necesarias y por las dos se debe transitar, porque es como preguntar «¿qué es mas importante: la niña que habitó en mí o la mujer que soy?» Una no puede ser sin la otra, para llegar a ser mujer debí pasar por niña y, con una ley de analogía, la misma pregunta con la misma contestación vale para el cuestionamiento sobre ser religioso o ser espiritual. La respuesta la tenés vos y, elijas la que elijas, esa será la correcta.
contamos con vos