
Y nada de eso alcanza para describir lo que genera caminar cualquiera de las calles que adornan la hermosísima Cuba. Nada alcanza.
Tampoco parece alcanzar para la 67° Asamblea General de las Naciones Unidas con votar por vigésimo primera vez consecutiva el repudio al bloqueo proveniente de Estados Unidos hacia la isla, que ya cumple nada más ni nada menos que 50 años.

Los números son elocuentes si consideramos que, de alguna manera, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) representa al mundo entero. A través de una carta difundida luego de tres horas de debate, esta expresa claramente que «La Asamblea insta una vez más a los Estados en los que existen y continúan aplicándose leyes y medidas de ese tipo a que, en el plazo más breve posible y de acuerdo con su ordenamiento jurídico, tomen las medidas necesarias para derogarlas o dejarlas sin efecto». 188 países emitieron su voz y se anunciaron en contra del bloqueo económico y financiero. Obviamente, era de esperar que el país que liderará por segundo mandato consecutivo Barack Obama se pronuncie en contra. Pero no están solos, además se sumaron a la negativa y el rechazo dos estados: Israel y Palau. Por su parte, las islas Marshall y Micronesia se abstuvieron de emitir su opinión al respecto. Es decir, el 97% de los países votantes se manifestó.

Las conclusiones pueden sacarse fácilmente, aún más cuando al recordar el motivo del bloqueo este recaía en un potencial conflicto bélico por la instalación de misiles y asociación comercial y armamentista con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que al poco tiempo se diluyó y se pasó a la atención de las necesidades cubanas por la China comunista. Hoy, al haber transcurrido medio siglo desde ese entonces, ¿Cuba se encuentra bloqueada del sistema económico y financiero mundial solamente por cuestiones ideológicas y políticas?