Un día por la paz

Para la UNESCO, el Día Internacional de la Paz (este 21 de septiembre) celebra el poder de la solidaridad para construir un mundo pacífico y sostenible. Sin embargo, las guerras se multiplicaron por África y Oriente Medio, también en Europa y Asia Central. En países de América surge una ola de migraciones de sur a norte y de oriente a occidente. Conflictos de tipo económico, político y social provocan desplazamientos forzados y víctimas fatales en pleno 2019.

En este Día Internacional de la Paz, todos debemos renovar nuestro compromiso con la solidaridad mundial. Para mantener la paz, debemos construirla todos los días en cada sociedad, con cada mujer y hombre, trabajando juntos hacia un mejor futuro común para todos, tal como nos invita el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Dicen que la guerra es un negocio, el más antiguo y rentable. Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual, afirmaba Martin Luther King. Hoy es preciso recordar a tres países víctimas de un conflicto sin tregua que desangra la esperanza de un fin al conflicto.

Paz para Yemen

Tras más de cuatro años de guerra en Yemen, el país se convirtió en el escenario de una de las peores crisis humanitarias del planeta. La extensión del conflicto por toda la región, el colapso de la economía, la inseguridad alimentaria y el derrumbamiento de los servicios públicos básicos generaron que el 80% de la población necesite ayuda humanitaria para sobrevivir.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) alerta que la de Yemen podría ser la peor hambruna de los últimos 100 años en el mundo. El 53% de la población no tiene nada que comer y más de un millón y medio de niños sufren desnutrición aguda. ACNUR calcula que en 2018 hubo 264.300 nuevos desplazados internos.

Las barreras a la paz son complejas y empinadas: ningún país puede resolverlas solo. Hacerlo requiere nuevas formas de solidaridad y acción conjunta, comenzando lo antes posible. Este es el espíritu del llamado del Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, a un nuevo aumento de la prevención para mantener la paz, que reúna a los gobiernos y la sociedad civil junto con los organismos internacionales y regionales.

Paz para Irak

El conflicto en Irak entre grupos armados y las fuerzas gubernamentales en los últimos años generaron que en 2018 hubiera 1,8 millones de desplazados internos en el país. El 53% de los desplazados en Irak son niños.

Desde hace más de 3 años, millones de víctimas del conflicto en Irak protagonizan una de las mayores situaciones de desplazamiento interno a nivel mundial. La persecución del Estado Islámico, con ejecuciones a hombres y jóvenes que se negaron a combatirlos y los bombardeos a ciudades como Mosul y Faluya provocaron la huida de sus habitantes hasta los campos de desplazados más cercanos.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) necesita fondos para dar comida, refugio y atención sanitaria a los desplazados más vulnerables.

A finales de 2017, la ofensiva gubernamental para recuperar el control sobre la ciudad de Mosul llevó al conflicto a su punto álgido. Aunque el país no se encuentra totalmente pacificado y muchos desplazados siguen sin poder regresar a sus casas, Irak fue el país con mayor número de retornados en 2018, con 945.000.

La cultura de la paz es una cultura de diálogo y prevención y, en este contexto, el papel de las Naciones Unidas nunca resultó tan vital. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible afirma que «no puede haber desarrollo sostenible sin paz ni paz sin desarrollo sostenible». El mismo espíritu sustenta las resoluciones del Consejo de Seguridad y de la Asamblea General en 2016 sobre «mantener la paz».

Paz para Siria

La guerra en Siria es una de las más largas y cruentas de la región. Por el tamaño y la población del país, generó una de las crisis de refugiados más graves desde la Segunda Guerra Mundial.

En 2019, ocho años después del inicio de los combates, 6,1 millones de personas están desplazadas de sus hogares en otros puntos del país y 5,6 millones son refugiados en otros países de la región. El estado que acoge un mayor número de refugiados sirios es Turquía, donde se encuentran más de 3,6 millones de personas que tuvieron que huir a causa de la guerra en el país vecino, según la ACNUR.