Argentina tiene su vacuna

La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó esta semana la vacuna contra el coronavirus, producida en nuestro país en conjunto con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y el Laboratorio Pablo Cassará, denominada ARVAC Cecilia Grierson bivariante.

Este anuncio, además de facilitar los refuerzos sanitarios contra la afección que azotó al planeta entero por más de dos años, permitirá sustituir importaciones y abrirá nuevos mercados en el área de la salud. Asimismo, es la primera vez en la historia que se diseñó y desarrolló en la Argentina una vacuna contra enfermedades infecciosas.

«Este es un día histórico», expresó la ministra de Salud, Carla Vizzotti, al anunciar «la posibilidad de tener una herramienta segura, eficaz y de calidad» y destacó la labor «de nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del CONICET y el sostén de la Universidad Pública, el compromiso de las provincias, la pasión con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión política de un gobierno para articular con todos los ministerios».

Al respecto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, destacó que «es la primera vez que Argentina tiene un desarrollo íntegramente propio en vacunas que no solo va a abastecer al mercado local si no que se va a exportar, y que deja una plataforma que va a posibilitar transferir la tecnología para el desarrollo de otras vacunas. Argentina importa vacunas por 500 millones de dólares al año y este desarrollo va a significar un gran paso para sustituir importaciones». «Se trata de un día histórico, de un hito para la ciencia y la tecnología argentina luego de tres años muy duros, de mucha inversión pública y de mucha articulación pública y privada», concluyó. «En momentos en los que se discute sobre la importancia de la ciencia en la Argentina y sobre el papel del Estado, este desarrollo demuestra que la inversión sostenida a través de los años en investigación, ciencia y tecnología da lugar a resultados como este» y «es la decisión de un Estado y de un gobierno de invertir en ciencia y tecnología y de tener soberanía sanitaria. Queremos decirles a las y los investigadores que reconocemos su esfuerzo y su trabajo y que estamos muy orgullosos de todas y todos».

Asimismo, Juliana Cassataro, investigadora del CONICET y responsable del proyecto, recordó que «la ARVAC Cecilia Grierson nació como un proyecto de un grupo de investigadores de la UNSAM y el CONICET, en una mesada de laboratorio, a comienzos de la pandemia» y «desde el inicio el proyecto tuvo un fuerte apoyo y financiamiento del Estado, a través del Ministerio de Ciencia y de la Agencia I+D+i. Rápidamente se acopló el sector privado, a través del Laboratorio Cassará. A partir de ahí, se conformó una red federal de más de 600 investigadores, 24 instituciones científicas públicas y privadas y, algo importantísimo, más de 2.000 voluntarios». «La satisfacción de haber completado todas las fases de una vacuna 100% argentina, nos queda el orgullo de contar con una capacidad instalada y las redes para encarar nuevos proyectos», compartió la científica.

Finalmente, Vizzotti agregó que esta vacuna «es un reaseguro enorme para nuestro país y también una puerta de entrada a la región para poder exportarla», y «es el país que nos da orgullo, el país por el que trabajamos y por el que vamos a seguir trabajando siempre».