Cine y series… ¿romantizan enfermedades?

Actualmente, el tabú sobre la salud mental está quedando de lado, aunque todavía esto no se logró al cien por ciento. Si bien el cine y las series ayudaron a que se naturalicen estos debates, no quiere decir que sean el santo aliado que parecen ser.

Durante muchos años se prohibió hablar sobre la salud mental. Se les llamaba locos a quienes buscaban ayuda y eran arrojados a centros de salud mental. Si bien hoy ya está más naturalizada la charla, el cine y las series fueron un arma de doble filo. Sirvieron para abrir el debate, pero también alimentaron de una forma extensiva el estigma hacia las personas con problemas de salud mental.

El mejor amigo del cliché: el estereotipo

Cecilia Decaminada, secretaria de la Asociación Argentina de Ayuda a la Persona que padece Esquizofrenia y su Familia (APEF), dice: “No creo que toda publicidad sea buena publicidad. Esto es delicado, estamos hablando de seres humanos. Pero tenés una estigmatización que es más grave pero que son menos comerciables. Garpa que se hable de depresión y ansiedad en estos tiempos de pos pandemia. Hay un diálogo abierto hacia las enfermedades mentales más lindas, pero en la televisión se sigue usando el esquizofrénico como insulto».

¿Esto parece un tema muy rebuscado? ¿Realmente es así? Bueno, vamos a hacer algo. Pensá en películas como «El silencio de los inocentes» o en la sitcom «The Big Bang Theory». Ahora pensá en la película «Joker» y en la serie «13 Reasons Why». Si lo hiciste, seguramente llegaste a una conclusión: todos sus personajes padecen una enfermedad mental o se abusa del Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Si bien «Joker» dio un mensaje contundente hacia cómo son tratadas las personas que sufren de dichas enfermedades, esta termina por poner al personaje en un pedestal. Un revolucionario cansado de la sociedad que lo rodea y todo lo que representa.

En «Por 13 razones», la serie habla sobre un tema recurrente en las series para adolescentes: la depresión. Le da una mirada desde el punto de vista de la persona que lo sufre y vemos cómo de a poco su vida comienza a irse en picada debido al bullying o un abuso sexual. A raíz de que nadie la quiere escuchar, se quita la vida. Un personaje que sola y únicamente tiene el papel de víctima, nadie la aprecia, no es escuchada y, por consecuencia, decide lastimarse a sí misma en lugar de «buscar ayuda».

Ahora es el turno de Sheldon Cooper, un personaje de la serie «The Big Bang Theory». Es un genio introvertido, le cuesta adaptarse a la sociedad pero no importa, porque su mente es brillante. Es tímido y no sabe cómo relacionarse con los demás. Aunque, de a poco, esta suerte de robot con carne y tendones comienza a sentir emociones como el amor, la alegría y la tristeza.

Por último tenemos «El silencio de los inocentes» y al legendario doctor Hannibal Lecter. Este personaje es un inteligente psicópata y caníbal que coopera con el FBI para atrapar a otro asesino serial. El doctor es refinado, educado y muy elocuente, pero también es un sociópata, un depredador feroz, tiene una sed de sangre insaciable por un trauma ocurrido en su niñez.

Seguramente recordarás otros personajes de otras producciones. No te sientas culpable de haberlas consumido. Estos clichés venden y esos estereotipos son la materia prima.

La lucha contra el estigma

Repasamos algunos casos pero esto es solo la punta del iceberg. Esos ejemplos componen los cuatro estereotipos más vinculados con las enfermedades o trastornos mentales: el genio introvertido con Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), la adolescente que no es escuchada y sufre de depresión crónica, el malvado pero justo villano que sufre de demencia, y el inolvidable asesino serial, el cual varía entre una psicosis, esquizofrenia y el infaltable trauma de la niñez.

No es factible echarle toda la culpa a la industria del cine. Si bien masifican estos estigmas también, como dijimos al comienzo, fue un lugar donde la mayor parte del público pudo ver una realidad distinta y desconocida. Sobre esto, el doctor Jorge Koenig reflexiona: «Por supuesto que las películas y series aportan al conocimiento de la población, le da una mirada distinta al paciente que tiene un conflicto. Pero siempre hay que saber que pueden haber cosas malas».

Si bien este año se cumplió otro aniversario de la sanción de la ley nacional por la salud mental, no está aún aplicada en su totalidad. Sobre esto, Decaminada dijo: «La primera ley que se presentó estaba mil años en el futuro, era increíble. Pero al poco tiempo nos dimos cuenta de algo, faltaban fondos. Se busca lograr la ‘desmanicomialización’ y que los pacientes sean ingresados a los hospitales, pero solo tres provincias están en ese proceso. Las demás, ahí andan».

Hay varias producciones que banalizan la salud mental, otras hacen grandes diferencias. «Inocencia interrumpida» y «Atrapado sin Salida» hablan sobre una terrible realidad: los manicomios. Estas películas muestran cómo es que tratan de manera abusiva a los pacientes y, además, el desmedido uso de la fuerza y medicaciones generan aún más problemas de los que soluciona.

Sobre el tratamiento de la salud mental, Koening dice que «la terapia sirve para trabajar sobre los factores que desencadenan estas enfermedades. Muchas veces el paciente desconoce de dónde provienen. Si lo comparamos con la fiebre, la diferencia es que no se busca solamente aliviar el malestar sino buscar dicho origen».

Estos tipos de filmes son importantes para entender por qué no se tienen que respaldar estas instituciones que, erróneamente, buscan la «salud». Para concluir, te dejo una lista de producciones que tratan estos temas pero con un enfoque diferente, para que puedas comprender, enfocar la charla de salud mental con otros argumentos y, por qué no, disfrutar de un buen film: «The Father» (2020), «Siempre Alice» (2014), «El diario de Noa» (2004), «Una mente Maravillosa» (2001) y «Melancolía» (2011).