
James Parkinson, un médico británico, fue quien descubrió y patentó este padecimiento en 1817, aunque los cambios que se producían en el organismo fueron descubiertos recién en 1960. El Parkinson es el ejemplo más común de una serie de trastornos neurodegenerativos.
Esta enfermedad afecta a todas las regiones del mundo por igual y de la misma forma a grupos étnicos, aunque se hace más presente en individuos de tez blanca. A través de estudios científicos se pudo establecer que la posibilidad de fallecer a causa del Parkinson es baja para cualquier estrato de edad, ya que la esperanza de vida fue progresiva a lo largo de los años. Además, existe un tratamiento con “levodopa” que disminuye el riesgo de muerte del paciente en los primeros años de la enfermedad.
Características del Parkinson
Se puede definir si una persona tiene esta enfermedad si se presentan al menos 2 de los 4 síntomas:
Temblor en reposo (que se presenta en el 85% de los casos).
Hipertonía Muscular (rigidez muscular).
Bradicinesia (lentitud en los movimientos voluntarios e involuntarios pero, principalmente, dificultad para comenzar y terminarlos).
Pérdida de reflejos posturales.
Manifestaciones motoras

El temblor que aparece en pacientes con dicha enfermedad consiste en una especie de agitación que se manifiesta cuando el paciente está en reposo, pero que disminuye cuando el paciente realiza alguna actividad o durante el sueño. Los síntomas de temblor afectan inicialmente un solo lado del cuerpo.
La pérdida del equilibrio puede producir caídas y, como consecuencia, producir lesiones. Esta dificultad y la reducción al extremo de la capacidad de mantener la postura se ven afectadas principalmente en la marcha, al girar y al permanecer de pie. Por dichas razones, se recomienda usar un andador o un bastón.
La lentitud en los movimientos produce que el paciente haga el doble de esfuerzo en las tareas cotidianas. Principalmente, se ven afectados los movimientos de precisión como abrocharse los botones o escribir. Posteriormente, las dificultades aparecen a la hora de levantarse de la silla, girar en la cama y en la caminata.
Como se trata de una enfermedad progresiva, los síntomas empeoran gradualmente con el tiempo. Hay factores externos como el estrés y las situaciones emocionales que causan ansiedad, agravan severamente la situación del paciente.
Manifestaciones no motoras
A veces los pacientes presentan dolor en las piernas por calambres, frío, ardor o sensación de entumecimiento y dolor de cabeza o dolor de cintura.
Las dificultades para dormir se deben a la ansiedad, el dolor o la rigidez muscular. Aunque es recomendable que se descanse de una manera adecuada, ya que mejora los síntomas parkinsonianos.

La ansiedad aparece ante cualquier situación estresante y al no poder realizar sus tareas cotidianas se siente estresado. Este malestar puede provocar mayor inestabilidad, dificultad para respirar y sudoración excesiva.
Entre las alteraciones cognitivas suelen aparecer dificultades en la concentración, la memoria, dilación de pensamiento, la capacidad para planificar tareas complejas o para realizar varias actividades a la vez.
Es fundamental que el enfermo se sienta contenido y comprendido porque esto le proporciona beneficios en su estado de ánimo.
Tratamiento farmacológico
Fórmula desarrollada de la dopamina:

Levodopa:
Este fármaco oral que se introdujo en 1967 para tratar afecciones tales como la bradicinesia, la rigidez o el temblor, es el fármaco anti-parkinsoniano que reporta una mayor eficacia en la actualidad. Generalmente se combina con carbidopa o benseracida, y con esto se logra una reducción en las dosis necesarias y un amortiguamiento de los efectos secundarios periféricos. La estructura de la levodopa permite que esta penetre en el cerebro, donde se sobreviene la transformación en dopamina. Cerca de un 80% de los pacientes tratados con levodopa manifiesta una mejoría inicial, sobre todo en lo referido a rigidez e hipocinesia, mientras que un 20% de las personas llega a recuperar por completo la función motora.
Tratamiento rehabilitador
Es importante que los pacientes realicen ejercicio para reactivar las zonas afectadas por el Parkinson. Con el tratamiento farmacológico se consigue que los pacientes mejoren en cuanto a los síntomas motores, pero no sucede lo mismo que con el equilibrio, pues este va empeorando a lo largo del transcurso de la enfermedad. De hecho, se han llevado a cabo varios estudios que demostraron que no se experimentan cambios en el equilibrio global en pacientes con enfermedad de Parkinson en relación con la administración del tratamiento farmacológico.
Famosos afectados con Parkinson
La actriz Helen Mirren, ganadora de un Oscar por su papel como Isabel II, hizo pública su enfermedad, ya que se aferró fuertemente a la asociación británica Parkinson’s UK con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los enfermos y poder recaudar fondos para acabar con la enfermedad.

El Papa Juan Pablo II, líder de la Iglesia Católica, en 1992 mostró indicios de esta enfermedad en una misa en la cual su mano izquierda respondía a movimientos involuntarios, mientras la derecha permanecía inmóvil. De este modo, el Parkinson afectó a un lado de su cuerpo. El Santo Padre falleció en 2005 aunque no de esta enfermedad, nunca reconocida y negada por el Vaticano.
El cantante de heavy metal, Ozzy Osbourne, reconoció padecer la enfermedad justo antes de protagonizar un reality show para MTV.

Hoy, 11 de abril, nos toca abrir los ojos y estar atentos a las señales que nuestro cuerpo nos da, parar cuando hay que parar, seguir cuando nos lo permite. Tomemos consciencia de que el “Mal de Parkinson” puede afectarnos sin importar la edad, la cultura o nuestro color de piel.