El impacto psicológico del perdón

Existen unos efectos terapéuticos en la clínica psicológica cuando hablamos del perdón.

Cuando fuimos heridos por alguien, generalmente, se producen sentimientos de enojo, venganza, rencor o dolor. El perdón, entonces, apunta a poder liberarse emocionalmente de dichos sentimientos y, de esta forma, poder recuperar la paz o el equilibrio interior que se había perdido.

Aparece como una decisión personal y consciente de querer recuperar el bienestar psicológico que se había perdido. Ya que se ha comprobado que las emociones negativas pueden generar niveles de estrés y de ansiedad, el perdón permite reducirlos. De esta forma, la carga emocional que fue producida por el daño, se logra disminuir.

Si bien hay heridas emocionales que pueden ser “más difíciles” de sanar o perdonar, hay que tener en cuenta que el perdón tiene que ser querido por la persona dañada, nunca se puede obligar a perdonar, ya que es un proceso interno y cada uno sabrá si hay un límite que no se puede cruzar.

Además de liberarnos de la carga emocional y disminuir la ansiedad o el estrés que nos pueden causar las emociones negativas, también puede ayudarnos a construir relaciones interpersonales más sanas, ya que, en el proceso del perdón, se intenta promover la comprensión mutua y la reconciliación. Es decir, que se buscará pensar qué llevó a dicha persona a actuar de tal manera.

El perdón se genera de forma bidireccional

Esto quiere decir que el proceso mira la acción de la persona que daña y también se hace una introspección para un autoconocimiento que permita el perdón a uno mismo. Lo que genera un crecimiento personal, en tanto que se puede liberar de comportamientos negativos y se deconstruyen patrones de pensamientos también negativos.

Otro punto importante es que puede permitirnos generar una flexibilidad del pensamiento al adoptar una mirada más amplia y comprensiva sobre las situaciones y personas que se ven involucradas. Generando una mayor adaptabilidad y mayor resolución de conflictos de forma pacífica.

La flexibilidad, la adaptabilidad y la resolución de problemas nos ayudan a poder ejercitar la resiliencia. En este proceso del perdón, se ve fomentada la resiliencia de forma indirecta al practicar las mencionadas anteriormente, porque estas nos ayudan a poder enfrentar y superar las experiencias traumáticas o dolorosas.

Artículo elaborado especialmente para puntocero por la licenciada Lucía Cottet.