
Después venía la “serenata”: «Por Dios, Claudia, no me preguntes más estas cosas delante de la gente, cuando estemos en casa te explico».
Por supuesto que la explicación nunca venía y era de esperar, hoy lo entiendo. En «Doctrina Secreta» o en «Tratado de Fuego Cósmico», libros sumamente esotéricos, estas inquietudes son llamadas “Misterios Mayores”.
El Universo está creado a través del sonido, y así también lo dice la Biblia:
«1:1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 1:2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 1:3 Y dijo Dios: sea la luz; y fue la luz.»
Y así, en cada cosa que Dios creaba, pronunciaba su voz y emitía el sonido de poder. ¿Por qué el sonido de poder? Porque cuando Dios habla, crea los mundos.
Hay otro libro muy interesante: “El Silmarillion” de J.R.R. Tolkien, donde relata cómo fue creado el Universo en el capítulo de “La Música de los Ainur” .

…Entonces les dijo Ilúvatar: –Del tema que os he comunicado, quiero ahora que hagáis, juntos y en armonía, una Gran Música. Y como os he inflamado con la Llama Imperecedera, mostraréis vuestros poderes en el adorno de este tema mismo, cada cual con sus propios pensamientos y recursos, si así le place. Pero yo me sentaré y escucharé, y será de mi agrado que por medio de vosotros una gran belleza despierte en canción. Entonces las voces de los Ainur, como de arpas y laúdes, pífinos y trompetas, violas y órganos, y como de coros incontables que cantan con palabras, empezaron a convertir el tema de Ilúvatar en una gran música, y un sonido se elevó de innumerables melodías alternadas, entretejidas en una armonía que iba más allá del oído hasta las profundidades y las alturas, rebosando los espacios de la morada de Ilúvatar y al fin la música y el eco de la música desbordaron volcándose en el Vacío, y ya no hubo vacío.
…Pero ahora Ilúvatar escuchaba sentado, y durante un largo rato le pareció bien, pues no había fallas en la música.
…Entonces Ilúvatar habló, y dijo: –Poderosos son los Ainur, y entre ellos el más poderoso es Melkor; pero sepan él y todos los Ainur que yo soy Ilúvatar; os mostraré las cosas que habéis cantado y así veréis qué habéis hecho. Y tú, Melkor, verás que ningún tema puede tocarse que no tenga en mi su fuente más profunda, y que nadie puede alterar la música a mi pesar. Porque aquel que lo intente probará que es sólo mi instrumento para la creación de cosas más maravillosas todavía, que él no ha imaginado.
…Pero cuando llegaron al Vacío, Ilúvatar les dijo: –¡Contemplad vuestra música! –Y les mostró una escena, dándoles vista donde antes había habido sólo oído; y los Ainur vieron un nuevo Mundo hecho visible para ellos, y era un globo en el Vacío, y en él se sostenía, aunque no pertenecía al Vacío. Y mientras lo miraban y se admiraban, este mundo empezó a desplegar su historia y les pareció que vivía y crecía. Y cuando los Ainur hubieron mirado un rato en silencio, volvió a hablar Ilúvatar: –¡Contemplad vuestra música! Este es vuestro canto…»
Qué maravilloso relato referente a cómo se construyeron los mundos, porque tenemos idea de que estos se hicieron de la nada, que aparecieron en el firmamento, como cuando un mago hace aparecer ante la vista de un niño el conejo guardado en su galera.

Hoy la ciencia, poco a poco pero con paso firme, está descubriendo eso que los antiguos decían sobre el Universo: los planetas emiten sonido o, en otra forma, “la música de las esferas”. Hoy podemos escuchar el sonido de cada planeta, las investigaciones así lo demuestran, y sé que en un tiempo no muy lejano, gracias a los hombres de ciencia que buscan, buscan y por suerte encuentran, podremos llegar a captar la voz de aquel que está en el «backstage» del Universo.
Y ahora una perlita para aquellos que nos volvemos locos con estos descubrimientos, ¡a disfrutar!