Otoño. Colores vibrantes, brisas frescas y resfriados. Seguro escuchaste: «Me resfrié después de mojarme bajo la lluvia, por lo tanto, la lluvia me hizo enfermar». Pero, ¿es esto realmente cierto?
La idea de que la lluvia causa resfriados es tan común como las gotas que caen del cielo. Sin embargo, la ciencia nos dice que es un mito. Aunque parezca que la lluvia y los resfriados van de la mano, la realidad es que no existe una relación causal entre ambos.
Los verdaderos responsables de estos molestos cuadros clínicos son los virus, principalmente los rinovirus, que se transmiten de persona a persona a través de pequeñas gotitas expulsadas al toser o estornudar.
¿Por qué nos enfermamos después de mojarnos?
Aunque la lluvia no causa resfriados, sí puede crear un ambiente favorable para la transmisión de virus. Cuando nos mojamos, especialmente si la temperatura es baja, nuestro cuerpo experimenta cambios fisiológicos que pueden debilitar temporalmente el sistema inmunológico.
De este modo, los factores que debilitan las defensas son la disminución de la temperatura corporal (porque el frío provoca una vasoconstricción, reduciendo el flujo sanguíneo de la mucosa nasal y disminuyendo la producción de anticuerpos locales), cambios en la mucosidad nasal (el frío altera su composición, haciéndola más espesa y pegajosa, lo que dificulta la captura y eliminación de virus), y sumado a éstos, al buscar refugio de la lluvia, tendemos a aglomerarnos en espacios cerrados, lo que aumenta las posibilidades de contacto con personas infectadas y la transmisión de virus.
Similares explicaciones podrían surgir para enfermarse por “salir con el pelo mojado” o “tomar frío”. Puede suceder que hayan ocurrido juntos, sin embargo faltan evidencias científicas que respalden la idea de que uno cause al otro.
La delgada línea entre gripe y resfriado
Si bien a simple vista pueden parecer similares, la gripe y el resfriado común son dos enfermedades respiratorias con diferencias significativas.
Primero, el principal responsable de la gripe es el virus de la influenza, mientras que el resfriado común puede ser causado por más de 200 virus diferentes. Segundo, la gripe suele presentarse de manera más abrupta y con mayor intensidad que el resfriado. Entre sus síntomas encontramos fiebre alta, dolor muscular intenso, fatiga, dolor de garganta, tos seca y, en algunos casos, dolor de cabeza. En cambio, el resfriado generalmente se caracteriza por congestión nasal, secreción nasal acuosa, estornudos, dolor de garganta leve y, en ocasiones, tos.
En cuanto a la duración, la gripe suele durar entre 7 y 10 días, mientras que el resfriado común generalmente se resuelve en una semana o menos.
La gripe puede presentar complicaciones graves, especialmente en grupos de alto riesgo como niños pequeños, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. Estas complicaciones pueden incluir neumonía, bronquitis, sinusitis e incluso problemas cardíacos. El resfriado común, por su parte, generalmente no presenta complicaciones graves.
Claves de prevención
Es fundamental lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de estar en contacto con personas enfermas o en lugares públicos. También cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar ayuda a evitar la propagación de virus.
Por otra parte, mantener una distancia prudente de personas con síntomas de resfriado o gripe es crucial para prevenir el contagio.
En vías de fortalecer el sistema inmunológico, también es importante una dieta equilibrada y rica en nutrientes, dormir lo suficiente, practicar ejercicio regularmente y manejar el estrés. Además, la vacunación anual contra la gripe es una de las mejores maneras de prevenir.