Suelo vivo en cultivo de cannabis

El cannabis, a lo largo de su historia, debió adaptarse a distintos y variados climas y suelos. Durante su migración, la planta creó sistemas de resistencia y los cultivadores métodos para ejercer su labor. Sin embargo, se debe tener en cuenta que en su génesis el cannabis no necesitó de agregados químicos. No obstante, los cultivadores en su afán por ganar resistencia, producción y continuidad optaron por productos químicos y métodos de cultivo para obtener mejores resultados, algunas veces incluso eliminando las fuentes naturales como en el caso del cultivo hidropónico.

¿Qué es el suelo vivo?

Este hace referencia a la comunidad de microorganismos que trabajan y se desarrollan descomponiendo la materia orgánica para transformarla en nutrientes que estén disponibles para que la planta pueda absorber por las raíces. La particularidad del suelo vivo es desviar el foco de atención, en lugar de alimentar la planta, se genera un intercambio en el suelo para generar un ambiente propicio para los microorganismos. Se le llama vivo porque existen procesos biológicos y una dinámica de vida que habita en el suelo.

Ventajas del método suelo vivo

Entre los beneficios, el primero y más importante es la reducción del daño al medio ambiente. Esto se debe a la reducción de agua en algunos procesos, por ejemplo, en el lavado de raíces que no es necesario. También se reducen desperdicios, ya que se puede reutilizar el material orgánico en el mismo suelo para que se descomponga y pueda ser utilizado por los microorganismos. Los beneficios en cuanto a la producción y calidad de la cosecha se ven reflejados en el aumento de la producción, mayor expresión de la cepa cultivada y, en algunos casos, aumento de los cannabinoides y terpenos.

Es importante mencionar que este método permite que las plantas desarrollen defensas naturales a las enfermedades y plagas, lo que en algunos casos elimina la utilización de pesticidas, fungicidas y otros químicos que afectan la calidad y el sabor de las flores. La acidez y el PH dejan de ser una preocupación, no obstante, sigue siendo indispensable que el agua que se utilice no tenga cloro, esto con el fin de conservar el equilibrio del suelo vivo.

Este método representa la cúspide de aquellos cultivadores que están en búsqueda de técnicas que le permitan mejorar la calidad y cantidad de producción, además, a largo plazo presenta una rentabilidad significativa, el suelo vivo se prepara la primera vez y luego se produce una cadena de reutilización de materiales. No se necesita cambiar el sustrato cada ciclo y se pueden agregar enmiendas para mejorar la microbiología. Este método se puede realizar en cualquier maceta siempre y cuando se esté atento y en observación constante para mantener el balance que propicie la vida.