Usos ancestrales y analgésicos de la raíz

En el cultivo de cannabis se habla de la raíz como determinante de la planta. De un deficiente cuidado del suelo, resultan plantas enanas y cosechas pobres. Para cultivar cannabis se necesita un suelo que contenga ricos elementos y con determinadas características que normalmente se conocen como sustrato.

El sustrato debe permitir el desarrollo de las raíces de forma adecuada y garantizar la retención de líquido suficiente para mantener la hidratación de la planta. Lo más recomendable es cultivar en mezclas de tierra negra, turba, perlita y vermiculita con el fin de generar el medio de desarrollo ideal para el sistema de raíces. Comúnmente se suele agregar humus de lombriz y compost, lo que suma más nutrientes y, además, microorganismos.

Esta mezcla se convierte pronto en un submundo en donde conviven en un equilibrio perfecto, nutrientes, agua, minerales y microorganismos. En el mercado se comercializan estimulantes de raíces que son utilizados ampliamente en el cultivo de cannabis, sin embargo, es importante recordar el correcto lavado de raíces anterior al corte para eliminar metales pesados y excesos de productos.

Potencial de la raíz del cannabis en la historia

El abanderado de las raíces del cannabis, el doctor Ethan Russo, encontró que el contenido de las raíces de la planta es muy distinto farmacológicamente de las flores del cannabis. Estas se usaron históricamente para tratar síntomas como el dolor y la inflamación. Se conoce por registros encontrados en la India, que la raíz también fue usada en una preparación bebible que combina el bhang, una pasta de cannabis con ghee, leche y especias.

Aunque las raíces no contienen cannabinoides, es decir, no pueden ser empleadas para obtener CBD y THC, tienen otros componentes.

Los triterpenoides son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias: la friedelina y su derivado, la epifriedelanol, también se encuentran presentes en los cítricos, las algas, líquenes, el carbón, alcornoques y la corteza de los robles.

Sus usos en el tratamiento de síntomas se remontan a la medicina griega del Siglo I. Pedanius Dioscorides, médico griego, describía la utilidad médica de la kannabis emeros o cáñamo hembra, anotando que las raíces empapadas y aplicadas, mitigan inflamaciones, disuelven los edemas y dispersa la materia endurecida alrededor de las coyunturas.

En la misma época en que comenzó la polémica sobre la clasificación de la marihuana, su reputación como medicamento llegó y se propagó por Estados Unidos. En 1764, The New England Dispensatory recomendó las raíces del cáñamo para tratar varios tipos de dolor e inflamación, entre ellos el cutáneo.

Raíces de cannabis en la cultura rastafari

Del «Viejo Continente» llegaría la semilla de cannabis a América y, con ella, los rituales de la cultura rastafari. El uso de las raíces y los rituales viajaron con los esclavos que desembarcaron en las Antillas. En el libro “Rastafaris: la mística de Bob Marley”, basado en una investigación de Darío Bermúdez, Aston Barrett bajista de The Wailers declaró que “de la tumba del Rey Salomón fue llevado a Jamaica el cannabis junto con otras semillas que usaban para sobrevivir”. El músico afirma que, además de fumarla, podés beberla en té, comerla como vegetal, hacer jugo con sus raíces en una especie de vino, las semillas sirven como combustible y las ramas pueden tejerse de diversas maneras.

La actividad biológica de las raíces y su estudio científico aún guardan secretos sobre el poder del cannabis. Será el tiempo y la investigación los encargados de develar qué otros usos podemos encontrar en la raíz y cómo beneficiarnos de ellos. La próxima vez que la coseches, no tires la raíz, podrás obtener empastes para quemaduras, inflamación y dolor a nivel cutáneo.