Este año, más de 11.600 niñas y niños cruzaron el Mar Mediterráneo sin el acompañamiento de sus padres. Esta travesía está muy lejos de tratarse de vacaciones, más bien, dicha migración es la búsqueda de un futuro mejor para las y los menores, que en muchos casos huyen de escenarios de violencia, guerra, pobreza y hambre en los que viven.
La cifra es elevada y es casi el doble que la del año pasado: de enero a septiembre de 2022 fue de 7.200, es decir, el incremento es de 60%, según compartió este viernes el Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), y alertó sobre la muerte o desaparición de casi mil niñas y niños al intentar sortear el Mediterráneo Central (en 2022 fueron 334).
Al respecto de esta situación extrema, la isla de Lampedusa en el sur italiano es, generalmente, el primer lugar al que llegan quienes arriban a territorio europeo en busca de oportunidades (este mes se marcó la cifra de 4.800 personas en un solo día) y lo hacen hacinados en lanchas o pequeños barcos pesqueros en condiciones deplorables. «Algunos niños son colocados en la bodega del barco, otros en barcazas de hierro, especialmente peligrosas para la navegación», detallan desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
«El Mar Mediterráneo se convirtió en un cementerio para los niños y su futuro. El devastador número de niños que buscan asilo y seguridad en Europa es el resultado de decisiones políticas y de un sistema migratorio roto», expresó Regina De Dominicis, directora regional de UNICEF para Europa y Asia Central y actual coordinadora especial para la Respuesta a los Refugiados y Migrantes en Europa.
Asimismo, la cifra se vuelve escalofriante cuando la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirma que 2.308 refugiados y migrantes perdieron la vida entre septiembre del año pasado y agosto de este año en Lampedusa. Incluso, aseguran que la cifra es mucho mayor porque, en muchos casos, resulta más que dificultoso registrar un número más preciso de personas que cruzan dichas aguas y no logran llegar a destino.
Finalmente, cabe destacar que UNICEF solicitó a los gobiernos implicados en esta crisis que «proporcionen vías más seguras y legales para solicitar asilo, garanticen que no se retiene a los niños en instalaciones cerradas, refuercen los sistemas nacionales de protección de la infancia y coordinen las operaciones de búsqueda y rescate y garanticen el desembarco en lugares seguros».