Cómo superar preocupaciones

«El mayor error que puedes cometer en la vida, es estar continuamente temiendo cometer un error», afirmó Elbert Hubbard.

La preocupación es esa profunda sensación de inquietud y temor que recorre nuestro cuerpo mientras nos sentamos a predecir los terribles resultados que nos traerá el futuro. Es un estado sumamente nauseabundo y físicamente incómodo. Sin embargo, gran parte de nosotros vive la mayoría de las horas de vigilia de esta manera.

¿Por qué nos preocupamos?

La mayoría nos preocupamos sin tener ningún control consciente, casi en modo automático. Si nos fijamos en los hechos básicos, estas son las razones por las que nos preocupamos: porque nunca estamos seguros de lo que nos deparará nuestro futuro; la preocupación casi se convierte en un medio para mantener la mente ocupada mientras esperás que llegue el futuro; o la mente está condicionada a seguir haciendo algo, nunca puede descansar ni relajarse, así que si no podés hacer nada respecto a una situación, solo vas a gastar tu tiempo en preocuparte.

La conclusión es que nos preocupamos cuando no estamos seguros de lo que nuestro futuro deparará. Las personas que se preocupan mucho tienen la costumbre de soñar un futuro temeroso. Luego se aferran a esta proyección negativa futura y se preocupan por eso.

Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? A continuación te voy a nombrar cinco consejos atemporales que te van ayudar a superar, o por lo menos a disminuir, las preocupaciones en tu vida. Espero que las encuentres realmente útiles. «No anticipes los problemas ni te preocupes por aquello que todavía no ha sucedido. Quédate en la luz», manifestó Benjamin Franklin.

Cómo superar las preocupaciones en tu vida. Si necesitás eliminar tus preocupaciones y avanzar hacia el éxito, tenés que asegurarte de seguir los siguientes consejos:

90% a lo que temés no va ser realidad

«Cuando recuerdo todas estas preocupaciones, recuerdo la historia de un anciano que dijo en su lecho de muerte que había tenido muchos problemas en su vida, la mayoría de los cuales nunca habían sucedido», auguró al respecto Winston Churchill.

Este es un gran consejo, pero también es uno fácil de olvidar. La mayoría de las cosas a las cuales le tenés miedo nunca van a suceder. Son solo monstruos que juegan dentro tu propia mente. Y si llegaran a ocurrir, la mayoría de las veces no serán tan dolorosas o tan malas como esperabas. Preocuparse, a menudo, es tan solo una pérdida de tiempo.

Claro, esto es fácil de decir, pero si pensás en todo a lo que le temés a lo largo de tu vida que realmente haya sucedido, vas a comenzar a liberarte cada vez más de esos pensamientos negativos.

No hagas montañas de granos de arena

«La preocupación a menudo da a algo pequeño una gran sombra» rezó un proverbio sueco.

Es muy fácil caer en el hábito de hacer montañas de un grano de arena. Pensás y pensás en un pequeño problema hasta que se convierte en algo que crees que puede arruinar tu vida. ¿Entonces por qué lo hacemos? ¿Por qué no tratar de hacer las cosas de manera fácil y simple?

Bueno, creo personalmente que una razón de ello es para protegernos contra el dolor. Al hacer que el problema sea enorme podés inventar una excusa útil para convencerte de no actuar.

Otra razón es que nuestro ego quiere más. Quiere sentirse mejor o peor que otra persona. Al hacer las cosas más complicadas de lo que deben ser, puede hacerte sentir más importante. Y ya que estás involucrado en estas cosas importantes, ya que tenes estos «grandes» problemas, también tenés que ser alguien importante, Además, al hacerlo podés obtener mucha atención y ayuda de otras personas. ¿Cómo podés eliminar este hábito de tu vida? Acá te doy tres consejos.

Ampliá tu perspectiva

Hacete preguntas que amplíen tu perspectiva actual. Preguntas como: ¿hay gente que esté peor que yo? Es posible que la respuesta no de como resultado pensamientos positivos, pero puede sacarte de la actitud algo infantil de «pobre de mí» con bastante rapidez. Esta pregunta cambia mi perspectiva de una estrecha y egocéntrica a una mucho más amplia y que me ayuda a aclarar mi situación y a estar agradecida por mi vida.

Traé conciencia a tus propios patrones de pensamiento

Hacete preguntas tales como: ¿no estaré exagerando todo esto? y ¿cuál es la solución más simple y directa a mi problema que puedo evitar para protegerme del dolor?

«La preocupación es una fina corriente de miedo que fluye a través de la mente. Si se fomenta, corta un canal en el que se agotan todos los demás pensamientos» compartió Arthur Somers Roche con esta aseveración.

Date cuenta que gran parte está en tu cabeza

Tus pensamientos sobre la dificultad de lo que querés lograr en la vida, en gran medida, está solo en tu cabeza. Pensá por un momento en algo que es fácil y simple en lugar de algo «difícil» y «complicado». Vas a notar cómo tu percepción de lo que querés lograr cambia. No hay ninguna diferencia entre lo uno y lo otro, son solo tus pensamientos lo que marcan la diferencia. Así que dejá de preocuparte y ve a por aquello que deseás lograr como algo que muchas personas pueden conseguir.