Compás de luz

Desde su construcción con materiales provenientes de Francia hasta su modernización con tecnología fotovoltaica, el Faro Recalada a Bahía Blanca es mucho más que una señal luminosa. El más alto de Argentina y de los de mayor envergadura en Sudamérica. Con rica historia, arquitectura única y entorno natural excepcional, una pieza de museo que ofrece una experiencia enriquecedora para los visitantes.

Cada año, mis vacaciones en Monte Hermoso se convierten en una experiencia inolvidable. Pasear por la playa al atardecer, con el faro iluminando el camino, es simplemente mágico. “Un compás de luz, el faro dibujó en el mar”, recita Gustavo Cerati en «Sal». Recorrer la playa de Monte Hermoso es un verdadero regalo para los sentidos.

Desde que se llega a la playa y se ve el Faro Recalada a Bahía Blanca alzándose majestuosamente en el horizonte, se nota un lugar especial, porque más que un faro de seguridad es testimonio de cultura y legado, de la habilidad y dedicación de quienes lo construyeron.

Así, pasear por Monte Hermoso más que un escape del día a día, es conectarse con la belleza de la costa argentina y su historia marítima. Además, este faro es uno de los hitos fundacionales de la ciudad balnearia donde se ubica, el más alto de los faros argentinos y uno de los de mayor altura en toda Sudamérica. Desde 2015, forma parte de la Ruta de los Faros, un proyecto cultural del Ministerio de Defensa que fomenta el turismo local y la conciencia patrimonial.

Entonces, es una verdadera joya histórica y una pieza museística en sí misma, atrae la atención de entusiastas de faros, fotógrafos y visitantes que desean admirar su impresionante estructura y vistas panorámicas.

En paralelo, según estadísticas de la Universidad Nacional del Sur, es el segundo lugar más visitado de Monte Hermoso, después de la playa. Miles de visitantes recorren el predio del faro y su Museo Naval, donde se muestra la historia de este y otros faros.

Abierto al público todo el año, el faro ofrece visitas guiadas integradas al Museo Naval situado en el mismo predio, donde se exhiben fragmentos de textos, cartas náuticas, fotos, ópticos, sistemas lumínicos y válvulas solares que cuentan la historia del lugar y su importancia en la navegación. Además, los visitantes pueden aprender sobre la evolución de la tecnología marítima y la contribución de los faros a la seguridad en el mar.

Punto estratégico y emblemático

El diseño del faro fue elegido por el Ingeniero Luiggi por catálogo, pensando en las características de la costa: debía ser alto y la óptica de gran alcance. Un dato peculiar es que fue construido con materiales provenientes de Francia, suministrados por la misma empresa que construyó la Torre Eiffel en 1887.

En una investigación comparada sobre faros de la Pontificia Universidad Católica Argentina, De Jesús Garcés y Morán también cuentan que hace un siglo, el transporte de materiales al lugar era un desafío, por lo que se adoptó el transporte por mar para llevar los insumos necesarios. Estos fueron trasladados por el vapor Ushuaia, y la logística estuvo a cargo de la empresa Barbier, Bernard & Turenne París Constructeurs, quién embaló aproximadamente 100 cajones con etiquetas en las que podía leerse el destino: Monte Hermoso.

Convirtiendo al faro en un testimonio vivo de la ingeniería de la época, la obra comenzó en 1904, en un punto estratégico, cerca de la entrada a Bahía Blanca, “recalada a Bahía Blanca”, donde se encuentran los puertos Rosales, Belgrano, Ingeniero White o Galván y las terminales portuarias aledañas a la ciudad. Desde su encendido en 1917, desempeñó un papel crucial en la seguridad marítima.

Se compone de ocho columnas de hierro fundido, un cilindro central también metálico de 1,50 metros de diámetro y una escalera caracol de 293 escalones que permite llegar a su sistema óptico. Sus cimientos se encuentran a nueve metros de profundidad. Además, cuenta con una lámpara de 1.000 watts que arroja una luz blanca cada nueve segundos y tiene un alcance lumínico excepcional de 52 kilómetros, lo que lo hace esencial para la navegación en la región.

Entonces, se concretaron los anhelos de mejoramiento de seguridad náutica de la entrada a Bahía Blanca, que reclamaba “la supresión de la farola de ‘Monte Hermoso’ para sustituirla por un verdadero faro”, agregan De Jesús Garcés y Morán en su investigación comparada.

Cobra relevancia que fue modernizado y automatizado, liberando a los navegantes de la necesidad de contar con la presencia física de un farero, ya que sus operaciones son ahora controladas de forma remota.

Particularmente, se utilizan paneles solares que permiten que la estructura funcione de manera autónoma sin depender de una conexión a la red eléctrica tradicional. Aunque en la actualidad este faro se halla en zona urbana, utilizar tecnología fotovoltaica resulta especialmente beneficioso en áreas remotas o costeras donde no sería práctico o rentable extender tendidos eléctricos.

Además, la energía fotovoltaica reduce la huella ambiental del faro, ya que no emite gases de efecto invernadero ni otros contaminantes durante la generación de energía. También contribuye a la eficiencia operativa, porque las baterías pueden almacenar la energía generada durante el día para su uso durante la noche o en días nublados, garantizando su funcionamiento.

En simultáneo, la cantidad y secuencia de destellos permiten identificar cada faro y, por lo tanto, su posición geográfica, de manera indudable son las firmas de estas elevadas luces. Así, el Faro Recalada destella una vez cada 9 segundos, cuentan Guillermo Goldes y Fernando Suárez Boedo en uno de sus escritos de Charlemos sobre Ciencia. Por esto, más allá de los avances tecnológicos a disposición de los navegantes en sus embarcaciones, los faros continúan siendo esenciales. Constituyen un punto de seguridad inigualable y una clave de referencia, que además de respaldar, enriquece la tecnología moderna, asegurando travesías seguras y precisas.

Por otra parte, es interesante recordar que, durante la Segunda Guerra Mundial, Argentina declaró su neutralidad, pero operaciones de guerra submarina se llevaron a cabo en las aguas cercanas. El faro habría sido un punto de referencia importante para la navegación de los barcos en esa época, y su funcionamiento continuo fue esencial. Por esta razón, el Faro Recalada posee una gran entidad patrimonial y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2010.

Cómo llegar

Desde Buenos Aires: Tomar la Ruta Nacional 3 hacia el sur. Luego, continuar por la Ruta Provincial 78 hasta Monte Hermoso. El faro está ubicado en el sector este de la ciudad.

El faro suele estar abierto para visitas durante ciertas horas del día. Los horarios pueden variar según la temporada y las condiciones meteorológicas. Por lo tanto, es importante consultar con anticipación los horarios específicos.

Belleza natural

Además de su importancia histórica, Monte Hermoso ofrece una belleza natural excepcional. A solo 7 kilómetros de la ciudad, se encuentra el milenario yacimiento arqueológico «El Pisadero,» y se pueden disfrutar de caminatas por la playa, cabalgatas, visitas a cascos históricos de estancias y al Museo de Ciencias Naturales. La pesca en la desembocadura del río Sauce Grande y su Laguna es otra opción para los amantes de la naturaleza.

Las Dunas de Monte Hermoso, aunque no son una reserva oficial, son importantes desde el punto de vista ecológico y paisajístico. Se deben preservar cuidadosamente para evitar la erosión. Además, la Reserva Natural Faro Recalada a Bahía Blanca y Corredor Bahía Blanca busca conservar los ecosistemas costeros y marinos de la región. La Reserva Natural Laguna Sauce Grande, cercana a Monte Hermoso, es un hábitat importante para aves acuáticas y vida silvestre, ofreciendo oportunidades para la observación de aves y actividades al aire libre.

Su historia, su importancia en la navegación y su entorno natural único lo convierten en un destino obligatorio para quienes desean explorar el patrimonio marítimo y la belleza costera de Argentina.

De este modo, el turismo desempeña un papel fundamental al hacerlo parte de circuitos y manifestaciones culturales, contribuyendo así a la consolidación estatal, la preservación del patrimonio y la forja de la identidad de esta región única.