La hora de Pino

En la madrugada del sábado 7 de noviembre falleció, en París, Pino Solanas. A mediados de octubre había contraído coronavirus y se encontraba internado bajo tratamiento desde entonces. Partió como embajador argentino ante la UNESCO, pero durante sus 84 años de vida ocupó múltiples importancias en el escenario político tanto como en nuestra historia cinematográfica.

La hora de los hornos

Nació en Argentina en 1936. En el año 1968 realizó en forma clandestina durante el gobierno del dictador Juan Carlos Onganía, su primer largometraje «La hora de los hornos», una trilogía documental sobre el neocolonialismo y la violencia cotidiana en el país y América Latina. Dedicado al Che Guevara y a todos los patriotas que cayeron en la lucha por la liberación indoamericana y con un llamado a la liberación de los pueblos oprimidos, el documental ya era premiado internacionalmente y difundido en más de 70 países, mientras en Argentina su circulación latía de forma subdérmica en proyecciones clandestinas en casas, departamentos y barriadas populares.

En 1969 fundó el grupo «Cine Liberación» junto con Octavio Getino e impulsó el desarrollo de un circuito alternativo de difusión a través de organizaciones sociales y políticas que forman parte de la resistencia a la dictadura. «La hora de los hornos» es invaluable para la historia de la vanguardia en nuestro cine. «Yo había estudiado los clásicos de cine ruso y estaban en la película. Y los años de publicidad habían exacerbado mi detallismo», contaba Pino en una entrevista con Oscar Ranzani para Página 12 en el año 2018. En el año 1969, en el primer número de la revista Cine del Tercer Mundo, se publicó una charla titulada «Godard por Solanas, Solanas por Godard» que fue republicada hace algunos años y que es un documento imprescindible para la cinefilia toda.

Con «La hora de los hornos», «Los hijos de fierro» y dos películas filmadas para Perón en Madrid a cuestas, desde 1974 comienza a recibir una persecución que en el año 1976 se vuelve concreta cuando un comando de la Marina va a buscarlo a una casa donde él ya no vivía. Luego de eso partió al exilio hacia España y se estableció finalmente en Francia, donde realizó «La mirada de los otros» y dedicó buena parte de su tiempo a denunciar la dictadura cívico militar.

En 1983 y con la caída de la dictadura, regresó a Buenos Aires y en 1985 filmó «Tangos… El Exilio de Gardel», que obtuvo el Gran Premio Speciale del Jurado del Festival de Venecia, Gran Coral (Primer Premio) del Festival de Cine de La Habana y varios premios Cóndor de Plata de la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina como mejor película, director, música, fotografía y montaje. En 1988 terminó «Sur» y fue premiada en Cannes, entre otros festivales.

Política y cine

En marzo de 1991 en un reportaje para la revista Noticias, acusó a Carlos Menem de estar al frente de una “banda de delincuentes que está saqueando el patrimonio público», entre otras cosas. El expresidente le respondió con una denuncia por “calumnias e injurias”. Solanas reafirmó su acusación ante el juez federal Martín Iruzun. Al día siguiente, el 22 de mayo de ese año, Pino recibió seis disparos de arma de fuego en las piernas. Debió postergar la terminación del film «El Viaje», que logró concluir en 1992.

Ese año, el exdiputado nacional y dirigente Luis Brunati lo invitó a encabezar un gran frente político y social: nació el Frente del Sur, integrado por varios partidos políticos y organizaciones sociales. Solanas se presentó en las elecciones del 26 de junio de 1992 como candidato a Senador Nacional por la Ciudad de Buenos Aires y obtuvo el 7,8% de los votos. En 1993 se fundó el Frente Grande, con la incorporación del sector que lideraba Carlos “Chacho” Álvarez. En octubre, Fernando Solanas fue electo Diputado Nacional por la Provincia de Buenos Aires. A partir de ese momento, su carrera política se ligó directamente a su rol fundamental en la militancia por la cultura.

En redes sociales, el historiador de cine Fernando Martín Peña lo recordó y mencionó: «Los cineastas tienen que agradecerle su rol en la sanción de la Ley de Cine del 94′ y tendrían que agradecerle haber sido el primero de ellos que militó por la causa de la preservación hasta lograr la ley de creación de la CINAIN. Esa iniciativa fue dormida por casi todas las gestiones posteriores, pero fue el sueño justo de quien comprendió mejor y más activamente que la inmensa mayoría de sus colegas la necesidad y la urgencia de preservar nuestro cine».

En 1998 terminó «La Nube», que fue premiada en el Festival de Venecia, y en el Festival de La Habana recibió el Gran Coral a su trayectoria. Encabezó la formación del espacio político Proyecto SUR. En 2004 presentó el documental «Memoria del Saqueo» en el 54º Festival Internacional de Cine de Berlín, donde le entregaron el Oso de Oro a su trayectoria. En septiembre de 2005 estrenó «La Dignidad de los Nadies», premiada en Venecia, Montreal, Valladolid y La Habana. El 5 de diciembre de ese mismo año fue distinguido por el Fondo Nacional de las Artes con el Gran Premio a la Trayectoria. En mayo de 2007 estrenó «Argentina Latente», su documental sobre las potencialidades científicas del país y luego estrenó «La Próxima Estación» en el año 2008. Sus siguientes películas estuvieron marcadas por una fuerte militancia por el medio ambiente y fueron «Tierra Sublevada II: Oro Negro» (2009), «Tierra Sublevada: Oro impuro» (2011), «La guerra del fracking» (2013) y su última película, «Viaje a los pueblos fumigados», que se estrenó en 2018 y que fue antecedida por «El legado estratégico de Juan Perón» (2016).

«¡Bravo, chicas!»

Se desempeñó como diputado nacional entre el año 2009 y 2013 y luego, hasta el 2019, como senador nacional. Este último periodo lo ubicó en el debate histórico por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (ILE) en el año 2018 y, durante el cierre de las exposiciones de la Cámara Alta, su discurso fue uno de los más celebrados por la militancia y recordado hoy más que nunca. «Dios tuvo la grandeza de junto a la creación descubrirle al hombre y la mujer el goce, señora Presidenta, que es un derecho humano fundamental», decía y luego agregaba ante un previsible rechazo del proyecto: «Se lo digo a los que están afuera: que nadie se deje llevar por la cultura de la derrota, ¡bravo, chicas! Ustedes han levantado alto el honor y la dignidad de las mujeres argentinas. Esta causa esta noche tiene un pequeño descanso… pero en poquitas semanas todas de vuelta de pie porque si no sale hoy el año que viene vamos a insistir, y si no sale el año que viene insistiremos el otro. Nadie podrá parar a la oleada de la nueva generación. Será ley, habrá ley».

Más tarde ese año, en los Premios Cóndor se le realizó un homenaje por los 50 años de «La hora de los hornos» y en su discurso manifestó: «No puedo dejar de expresar mi honda preocupación y mi serio reclamo a la conducción del INCAA. No pueden dejar de cumplir con la Ley de Cine. No pueden tomar fondos del instituto y colocarlos en plazos fijos cuando hay películas sin terminar. En los 90′ como diputado fui parte del grupo con realizadores como Luis Puenzo y otros productores con quienes trabajamos para abrir y engrosar el fondo de fomento cinematográfico. Se consiguió que la cuarta parte de los que pagan de canon las televisoras fuera a ese fondo, que también se constituye con el 10% de impuestos que pagan los espectadores de todas las películas. Ese fondo es sagrado. También estoy muy preocupado de que se privilegien las grandes producciones. No, nosotros construimos una Ley de Cine para asegurar la pluralidad y para que los jóvenes realizadores y los autores tuvieran la independencia y libertad de escribir, pensar, soñar y realizar la película que quieren hacer. Ese cine hoy es el más olvidado».

Finalmente, unió el valor de esta película que lo comenzó todo, a los pañuelos verdes. Hoy pensarlo es casi poético. porque uno de sus últimos discursos recuperaba su primera película y, como dice Roger Koza, no para tratarla como una película del pasado sino de un «presente envejecido». «Después de haber visto tanto verde en la sala, felicito y quiero compartir este premio de ‘La hora de los hornos’ con ese espíritu de rebeldía por ampliar los derechos, por acabar con la represión, el miedo y por una Argentina más democrática y libre; ¡bravo, chicas! Va a ser ley».

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