Martín Matroni fue rebautizado por el público como Martín «de MasterChef» como resultado de su notable participación en la segunda temporada del reality argentino de cocina transmitido por Telefe. Luego de una reñida final con Alejo Lagouarde, el ganador del certamen, su segundo puesto fue muy criticado por gran parte de la audiencia, que mostró su descontento en las redes sociales.
Nacido en La Plata, este joven de 29 años, empleado de comercio y con un hijo de 6 años, repartía su tiempo entre el trabajo y las clases de taekwondo, antes de su experiencia en la televisión. Su relación con la cocina comenzó desde la infancia cuando los fines de semana se quedaba a dormir en casa de su abuela italiana: «Tenía huerta y árboles de frutas y yo jugaba ahí sin darme cuenta, o cocinábamos pasta juntos y era fantástico ver su máquina de pastas que, en ese momento, era como una nave espacial a mis nueve años».
Autodidacta, todo lo que sabe lo aprendió solo: leyendo y mirando videos de recetas en internet. Nunca hizo un curso, de hecho, ese era uno de los requisitos para participar de «MasterChef», reality al que ya había intentado ingresar, sin suerte, en la primera edición.
Consultado por las claves del éxito que tuvo el programa en Argentina, Martín señala: «Gustó porque es de los pocos realities que muestran menos de la vida personal y, además, muestra talentos en su máxima expresión».
Consciente de su papel en el programa y de las cualidades que le valieron el apoyo de los televidentes, destaca: «Les gusté porque me mostré tal cual soy, se identificaron con alguien simple y humilde que podría ser su vecino, su hermano, su papá o su amigo. Ser el ganador de la gente es fantástico, no lo esperaba para nada, es una de las cosas que fui a buscar y lo conseguí con creces».
Asimismo, reflexiona sobre los posibles motivos que le impidieron quedarse con el primer puesto: «Me faltó estrategia y un personaje más televisivo, pero me quedo tranquilo porque si hubiera armado eso no sería yo, así que prefiero ser segundo y con el cariño de la gente que primero armando un personaje. Pienso que ganó Alejo justamente por eso, porque para la tele él vende más». Y reafirma la distancia con su principal contrincante: «De hecho, no existe relación con Alejo, es totalmente lo contrario a lo que me gusta de la gente que quiero cerca, ni profesionalmente, ni de amistad».
«Me llevo la seguridad de saber que sirvo para la cocina y que mi forma de ver la cocina está aprobada por tres chefs increíbles», concluye Martín sobre esta experiencia que, seguramente, sea solo el comienzo de una gran carrera gastronómica.