La hipoacusia o deficiencia auditiva es un trastorno sensorial que consiste en la incapacidad para escuchar sonidos, y que dificulta el desarrollo del habla, el lenguaje y la comunicación. Puede presentarse en forma unilateral, cuando afecta a un solo oído, o ser bilateral cuando ambos oídos están afectados. La pérdida de audición puede existir ya en el momento del nacimiento (causas congénitas) y también puede suceder a cualquier edad (causas adquiridas).
¿Cómo se origina?
Envejecimiento: el oído interno se desintegra con el tiempo.
Ruidos fuertes: la exposición a sonidos fuertes puede dañar las células del oído interno. El daño también puede aparecer por un estallido breve, por ejemplo, un disparo de arma de fuego.
Ruidos constantes y cercanos como escuchar música todos los días al volumen más fuerte. Está comprobado que es una causa muy común de la pérdida auditiva.
Herencia: es posible que tu composición genética te haga más propenso al daño en el oído por ruidos o por envejecimiento. Los medicamentos como el antibiótico gentamicina, sildenafilo (Viagra) y algunos medicamentos para tratar el cáncer pueden dañar el oído interno.
Para entender cómo funcionan los distintos tipos de perdida de escucha, primero hay que entender cómo funciona el oído.
¿Como funciona el oído?
El oído se compone de tres partes principales: el oído externo, el medio y el interno. Las ondas sonoras pasan a través del oído externo y hacen vibrar al tímpano. El tímpano y tres pequeños huesos del oído medio incrementan las vibraciones a medida que viajan hacia el oído interno. Allí, las vibraciones pasan a través del líquido en una parte del oído interno con forma de caracol, conocida como cóclea.
En las células nerviosas de la cóclea hay miles de vellos pequeños que ayudan a convertir las vibraciones sonoras en señales eléctricas. Estas señales son transmitidas al cerebro, el cual las convierte en sonido.
¿Qué tipos de pérdida auditiva existen?
Existen tres tipos de pérdida auditiva: la conductiva, que afecta al oído externo o medio; la neurosensorial, que afecta al oído interno; la mixta, que es una mezcla de las dos.
¿Cuáles son los síntomas?
Los mayores síntomas de cualquiera de los tres tipos de hipoacusia son: amortiguación del habla y de otros sonidos; dificultad para entender las palabras; dificultad para escuchar las letras del alfabeto que no son vocales, pedirles con frecuencia a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y más alto; necesidad de subir el volumen de la televisión o la radio; evitar algunos entornos sociales; sentir molestias por el ruido de fondo; zumbido en los oídos.
¿Cómo las puedo tratar?
Tratamiento de hipoacusia conductiva: prótesis auditivas o audífonos, estos amplifican la señal acústica para obligar al sonido a pasar a través del oído medio bloqueado.
Tratamiento para la hipoacusia mixta: dependiendo de los grados y la composición de la hipoacusia mixta, puede tratarse con medicación, cirugía, prótesis auditivas o un sistema auditivo implantable de conducción ósea.
Tratamiento de la hipoacusia neurosensorial: audífonos o Implantes de conducción ósea, los cuales amplifican los sonidos por lo que estos suenan más altos, pero no necesariamente más claros.
¿Cómo se puede prevenir?
Las mejores maneras de evitar este tipo de complicaciones para comunicarse son protegerse los oídos: ya sea en el lugar de trabajo o en un ambiente de ruido fuerte, el uso de tapones de plástico para los oídos sirve de una gran manera; controlar y estudiar el estado de la audición periódicamente; evitar riesgos como volúmenes altos al practicar pasatiempos y deportes; bajar el volumen al escuchar música, ya que está confirmado que el escuchar música todos los días al máximo volumen genera sordera con el paso de los años.
¿Cuál es la ayuda médica?
Es obligatoria la realización de estudios en los recién nacidos para saber si tiene hipoacusia. Debe hacerse el estudio antes del tercer mes de vida.
Según la Ley 25.415, las obras sociales deben cubrir los tratamientos, audífonos, la rehabilitación y las prótesis en caso de hipoacusia. Las empresas telefónicas deben dar un servicio especial para que la persona con hipoacusia pueda comunicarse.
¿Y en las escuelas?
En las escuelas «oralistas», los niños aprenden a escuchar y hablar oralmente a través de aparatos auditivos. Los abordajes auditivos se basan en capitalizar la audición para que la persona pueda el lenguaje hablado mediante una enseñanza específica. Estas instituciones trabajan interdisciplinariamente con médicos especialistas que van calibrando los equipamientos auditivos para que los sordos puedan optimizar la audición.
Poder escuchar no significa que pueda aprender a hablar, ya que son procesos distintos en el cerebro.
¿Qué son las escuelas bilingües biculturales?
El objetivo de estas escuelas es que los niños aprendan a escribir, la Lengua de Señas Argentina (LSA) no tiene correspondencia escrita, por lo que los niños aprenden dos idiomas, la LSA como primera lengua y el español escrito.
Esta filosofía se organiza lingüísticamente teniendo en cuenta que la LSA debe circular en las escuelas tanto como idioma/herramienta como en momentos de entretenimientos. En estas instituciones hay cursos de LSA para las familias. La reciente promulgación de la Ley N°27.710 en nuestro país marca un hito significativo al reconocer oficialmente la Lengua de Señas Argentina (LSA) como una lengua natural y originaria.
Esta medida tiene como objetivo primordial garantizar la participación e inclusión plena de las personas sordas en todos los ámbitos de la sociedad argentina. Al hacerlo, se reconoce el valor histórico e inmaterial de la LSA como parte integral de la identidad lingüística y la herencia cultural de la comunidad sorda. Esta ley representa un paso importante hacia la eliminación de barreras comunicacionales y la equiparación de oportunidades para las personas con hipoacusia, permitiéndoles acceder a la información y participar activamente en la vida social. Sin embargo, a pesar de este avance legislativo, persisten.
En el contexto educativo, la adquisición temprana de la LSA juega un papel fundamental en el desarrollo cognitivo y la estructuración subjetiva de las niñas y niños con sordera. Sin embargo, en muchos casos, esta adquisición queda relegada, especialmente para aquellos hijos de padres oyentes. La falta de acceso a la LSA en los primeros años de vida puede tener repercusiones significativas en su desarrollo lingüístico y social, limitando sus oportunidades de integración y participación en la sociedad.
Es esencial que la aprobación de esta ley no solo sea un acto formal sino que, también, nos interpela como sociedad y profesionales a reflexionar sobre nuestras prácticas cotidianas con personas sordas. Esto implica cuestionar nuestros propios sesgos y prejuicios, y reconocer la LSA como un derecho innegable y legítimo de este colectivo. Nuestro desempeño profesional debe estar en sintonía con esta convicción, asegurando que cada intervención reconozca y promueva el uso y la valoración de la LSA como una herramienta fundamental para la inclusión y el pleno desarrollo de las personas con esta enfermedad en la sociedad argentina.
Desafíos en cuanto a la implementación efectiva de políticas y programas que garanticen el pleno ejercicio de este derecho.
Artículo elaborado especialmente para puntocero por Sofía Rabenbach.