Mucho más que 30.000

El domingo 24 de marzo de 2024 no fue una fecha más. La habitual marcha por el Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia hacia Plaza de Mayo y el recuerdo del Golpe de Estado que instauró una dictadura cívico militar en Argentina registró una de las manifestaciones más multitudinarias de los últimos años.

El motivo del fervor popular se debió particularmente al actual Gobierno Nacional, el primero abiertamente negacionista y reivindicador del genocidio desde el regreso a la democracia en 1983. Para confirmar esto, en las redes oficiales de Casa Rosada se publicó un video que insiste con la idea de una «guerra» y no el exterminio sistemático por parte del aparato estatal en el periodo 1976-1983. Precisamente, cabe recordar que el Archivo de Seguridad Nacional de Georgetown University de Estados Unidos desclasificó documentos del Batallón 601 de Inteligencia enviados a Chile en el que aseguraban tener conocimiento de más de 22.000 personas desaparecidas solamente en los dos primeros años de la dictadura. Por lo tanto, la cifra simbólica de 30.000 podría aún ser mucho mayor. En todo caso, la certeza debería recaer en los responsables de los crímenes de lesa humanidad a los que ya fueron sometidos y juzgados.

Más allá de las estadísticas (que, por cierto, muchas veces deshumanizan), este domingo casi un millón de ciudadanas y ciudadanos se acercaron a Plaza de Mayo desde diversos puntos de la Ciudad de Buenos Aires para mantener intacta la memoria. En particular, y como consecuencia del desmantelamiento de la industria audiovisual, desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y festivales, despidos y cierre de áreas en el sector, el Cine Gaumont (el mismo que el Gobierno anunció que se pondrá en venta) sirvió de punto de partida para marchar en defensa de la identidad cultural. La agrupación Cine Argentino Unido encolumnó artistas (entre estos, Julieta Díaz, Celina Font, Leonardo Sbaraglia, Daniel Hendler, Marcelo Subiotto), directoras y directores (Ana Katz, María Alché, Benjamín Naishtat), estudiantes de cine y de diseño, periodismo y la crítica (nos movilizamos junto a Luis Kramer, Javier Luzi y Victoria Duclós Sibuet, por citar solo algunos, porque compartimos medio de comunicación). ¿La consigna? «El INCAA no se vende».

Mientras tanto, y afín a los tiempos que corren en los que la discusión suele darse más en el plano de las redes sociales, la cuenta de Casa Rosada tomó la cita de Milan Kundera para estructurar el relato que se embandera en la teoría de los dos demonios: «Para liquidar a las naciones, lo primero que se hace es quitarle la memoria. Se destruyen sus libros, su cultura, su historia. Luego vienen y les escriben otros libros, les dan otra cultura y les inventan otra historia. Entonces la nación comienza a olvidar lo que es y lo que ha sido». A la publicación en X (otrora Twitter) le cabe una respuesta en la misma plataforma, en este caso, del autor Martín Caparrós: «A ver si nos dejamos de joder: con todos sus errores, ningún militante de los 70 torturó nunca a nadie, ningún militante de los 70 violó nunca a nadie, ningún militante de los 70 robó nunca un bebé. Y por cada persona que mataron le mataron a cientos», posteó.

El de este domingo no fue un 24M más, el poder de turno nos obliga a apelar a más que un día para mantener viva la memoria, defender la verdad y seguir pidiendo justicia.