Niños y duelos

Hoy dedico este artículo a las y los niños, a nuestros superhéroes, a esos locos bajitos como canta Joan Manuel Serrat. A todos los niños, mi más sincero respeto y admiración por su pureza, su honestidad, su inocencia y energía plena.

Para entrar en tema, quizás debamos partir de la premisa de que vivimos en una sociedad que se posiciona de espaldas a la muerte, en la que esta es un tabú, un tema incómodo, difícil, una realidad que se oculta, que se niega. El duelo es un proceso de adaptación, es un camino que debemos recorrer la población infantil tanto como la adulta. Cuando perdemos a alguien o algo importante en nuestras vidas, y en este camino, tenemos que aprender a vivir sin esa persona o sin aquello que hayamos perdido.

Habitualmente, cuando hablamos de duelo estamos pensando en la pérdida de un ser querido, pero puede haber muchas pérdidas importantes de otro tipo, sobre todo en el mundo infantil y adolescente que ocasionen procesos de duelo semejantes a los sufridos por el fallecimiento de una persona cercana.

La definición de la palabra duelo

Nos habla de un proceso de adaptación emocional que sigue a cualquier pérdida (de un empleo, de un ser querido, de una relación, etcétera). Aunque convencionalmente se enfoca la respuesta emocional en la pérdida, el duelo también tiene una dimensión física, cognitiva, filosófica y de la conducta que es vital en el comportamiento humano y que es estudiado a lo largo de la historia. En la actualidad se encuentra en discusión el tema de si otras especies también tienen sentimientos de duelo como los seres humanos.

Es importante tener en cuenta que el propio proceso de crecimiento del ser humano conlleva un duelo, lo que desde la psicología de los niños y niñas entendemos como duelo de la infancia, el proceso de cambio psicofísico que permite el paso de la infancia a la adolescencia necesario para su evolución y desarrollo. También a lo largo de su vida se van a presentar diversas experiencias de pérdida, por desamores, divorcio de padres, pérdida de amistades, fracasos académicos, pérdida de ilusiones y sueños…

La comprensión de la muerte y expresión del duelo según la edad y el desarrollo evolutivo

La comprensión de la pérdida y el proceso de duelo están muy determinados por la edad o el desarrollo evolutivo de cada niño o niña. Hay cinco elementos fundamentales que intervienen en la comprensión de la muerte y que van a ir cambiando con la edad.

Universal: la muerte afecta a todos los seres vivos.

Irreversible: tras la muerte no se vuelve a vivir. Al menos no en este mismo plano.

No funciona: tras la muerte el cuerpo deja de funcionar.

Es incontrolable: la muerte no depende de nuestros pensamientos.

Final de la vida: tras la muerte no sabemos qué pasa, existe un gran misterio sobre la continuidad o no de otra forma de vida.

Expresiones del duelo en el entorno familiar y escolar

Hay una serie de manifestaciones o conductas que se pueden considerar normales tras haber sufrido una pérdida.

Ansiedad e insomnio persistentes por el miedo a que se produzcan otras pérdidas.

Dificultad para separarse del entorno familiar (ansiedad de separación) por miedo a que sucedan otras muertes.

Rumiar fantasías de reunión con el ser querido fallecido. Incluso pueden aparecer ideas de suicidio.

Durante un tiempo pueden aparecer sentimientos de culpa ya sea propia o culpar a alguien de lo ocurrido.

Quejas somáticas: dolor de cabeza, de estómago, vómitos, dolores musculares, poco apetito. Es incuestionable destacar el papel tan importante que tiene el centro educativo en la evolución de sus duelos, ya que después de la familia es el ambiente donde se expresan los comportamientos más característicos tras una pérdida importante.

Manifestación del duelo en el aula

Dificultades de atención, concentración, memoria.

Disminución del rendimiento académico.

Conducta ansiosa (aislarse, preguntar constantemente, inquietud…).

Arranques de llanto repentinos.

Conductas hiperactivas, irritabilidad.

Dificultades de relación con sus compañeros (aislamiento, agresividad…). Por lo tanto, es fundamental que el profesorado tenga la ayuda y asesoramiento necesario.

Algo que habitualmente nos preguntamos en el tema de los duelos y los niños es si conviene que presencien los rituales del funeral, el adiós, el entierro. Aquí lo mas importante es dejarlos expresar sus sentimientos, necesidades y emociones del momento y ofrecerles la oportunidad de decidir si participar o no. Esta situación forma parte del proceso de duelo para los niños.

Al volver a sus actividades como, por ejemplo, la escuela y las prácticas extracurriculares o deportes, los niños superan el proceso de duelo con más facilidad que los adultos, pues la actividad los mantiene distraídos y con la mente ocupada. Tienen una adaptación más rápida a la nueva realidad, a diferencia de los adultos.

Fuente bibliográfica: Asociación Civil Aralma (dedicada a la asistencia, investigación y capacitación en infancia, adolescencia y familia). Patricia Elmeaudy, asesora médica en el Hospital Garrahan.