Pescar es cuidar

La pesca artesanal en Argentina se encuentra en un punto crucial. Con alrededor de 2.922 pescadores que dependen de los recursos marinos para su subsistencia, la comunidad enfrenta desafíos significativos pero también promueve prácticas sostenibles. La cooperación entre pescadores y científicos, el reconocimiento gubernamental y el fomento del consumo de productos del mar son pasos clave hacia un futuro más sostenible para la actividad.

El Riacho, Península Valdés, Argentina. En un viaje lleno de aventura tuvimos la oportunidad de conocer a María, una mujer que crió a cinco hijos en una casilla rodante en El Riacho, Golfo San José. María compartió sus sabias palabras sobre la vida y la importancia de cuidar el entorno natural que rodea su hogar. «El Riacho está lleno de vida, pero la gente tiene que entender que hay que cuidarla», dijo.

María no está sola con su preocupación por el medio ambiente y su comunidad. Conversando con Gloria Mariño, representante de la comunidad de pescadores artesanales de Puerto Madryn, descubrimos una red de actividades de pesca artesanal que se llevan a cabo en la zona. Estas incluyen la marisquería por buceo, la pesca con bote a remo, la recolección costera y el cultivo de mejillones. Gloria nos habló de la importancia del trabajo en equipo y la transmisión de conocimientos de generación en generación dentro de la comunidad. «El tema es encontrar el equilibrio para ir todos hacia el mismo lado», comentó.

Desafíos de la pesca artesanal en Argentina

Según el libro «La pesca artesanal en Argentina«, publicado en 2022 por las investigadoras Noelia  Sánchez-Carnero (Centro para el Estudio de los Sistemas Marinos -CESIMAR-, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -CONICET- y Universidad de Vigo), María Eva Góngora (Instituto de Investigación de Hidrobiología, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco), Marcela Álvarez (Subsecretaria de Pesca y Acuicultura, Dirección de Planificación Pesquera, Departamento de Ciencias Aplicadas y Tecnologías, Universidad Nacional de Moreno y Ana Parma -CESIMAR-CONICET), la pesca artesanal se desenvuelve a pequeña escala con respecto a otros países de Latinoamérica, fundamentalmente en Buenos Aires, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. Estas provincias poseen jurisdicción sobre el área comprendida entre la línea costera y hasta 12 millas náuticas (mn), incluyendo los golfos. Desde la milla 12 hasta las 200 mn se encuentra la Zona Económica Exclusiva, de jurisdicción nacional. Pero nunca fue una actividad de importancia en el país.

En este sentido, la pesca artesanal marina recibió escasa atención por parte de los gobiernos, dado su bajo impacto económico en relación a la pesca industrial, y por el desconocimiento de su impacto social. Esta falta de atención (e información) fue en ocasiones revertida como resultado de la actividad y presión ejercida por parte de las asociaciones de pescadores.

Aún así, caben destacar los intentos del sector por fortalecer la organización de las asociaciones de pescadores a nivel nacional, plasmados en diversas reuniones y un Plan de Mejora Competitiva para el sector creado junto al gobierno. También es importante señalar que la “Ley de reparación histórica de la agricultura familiar para la construcción de una nueva ruralidad en la Argentina” (Ley 27.118), promulgada en enero de 2015, declaró de interés público a la agricultura familiar, incluyendo a la pesca artesanal dentro de las actividades productivas a proteger y fortalecer, remarcan en el libro.

Más allá de las discrepancias locales al definir el tema, según el Servicio Nacional de Sanidad Animal (SENASA), la pesca en pequeña escala o pesca artesanal es una actividad extractiva realizada particularmente por pescadores manuales, sea en el ámbito familiar, individual o de pequeñas asociaciones de individuos.

Particularmente en zona marina, de 2.922 personas que trabajan en la pesca artesanal, más de la mitad (1.579) se encuentran en la provincia de Buenos Aires. Le siguen las provincias de Chubut y Rio Negro (con 740 y 409 personas, respectivamente) y, finalmente, Santa Cruz e Isla de Tierra del Fuego (con 110 y 84 personas, respectivamente). La actividad se caracteriza por ser extractiva y realizada principalmente por pescadores manuales, a menudo en pequeñas embarcaciones o incluso sin ellas, agregan en el libro «La pesca artesanal en Argentina».

Generalizando, Argentina tiene registrados 20.000 pescadores artesanales (en ríos interiores, lagos, etcétera, según el Registro Nacional de Agricultura Familiar -RENAF) que, según la Coordinación Nacional de Pesca Artesanal dependiente de la Secretaría de Agricultura Familiar Campesina e Indígena del Ministerio de Agricultura, es necesario visibilizar y acompañar desde el Estado dado que la actividad estuvo siempre relegada y es el momento de pensar en cómo llegar con políticas públicas al sector.

Paralelamente, las zonas costeras donde se desarrolla la pesquería son ambientes frágiles e interdependientes que albergan una amplia variedad de vida marina y también son vitales para diversas actividades humanas plantean desde el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) los investigadores Marcelo Pérez y Pablo Ruarte. Estos ecosistemas son complejos y, a menudo, carecen de regulación y apoyo gubernamental. La falta de un proyecto de ley Nacional de Pesca Artesanal llevó a debates políticos y desacuerdos.

Sin embargo, la cultura de la comunidad de pescadores artesanales está arraigada en prácticas sostenibles y una relación cercana con el medio ambiente. Se esfuerzan por trabajar en armonía con su entorno, utilizando solo los recursos necesarios y transmitiendo saberes tradicionales de generación en generación. Además, según un estudio de Pablo Lértora en la UNMdP, la pesca artesanal se considera un sistema de captura recomendable desde el punto de vista de la sustentabilidad de los recursos y el cuidado del ecosistema marino, lo cual es avalado por estudios publicados este año por la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, Unidad Académica Río Gallegos.

Esta es una característica importante de muchas comunidades de pescadores artesanales que dependen de la pesca para su subsistencia. De este modo, cuando se les consulta sobre la disminución de la vida marina, aluden que el fenómeno se asocia  a la explotación en alta mar más que con el volumen de captura a pequeña escala, que es muy variable (70 kilogramos cuando se pesca en aguas estuarinas contra 700 en aguas abiertas, por jornada laboral).

Hacia la sostenibilidad y el reconocimiento

Entonces, para garantizar la sostenibilidad de la pesca artesanal, se requieren acciones concretas. El Código de Conducta para la Pesca Responsable insta a aplicar políticas completas e integradas en el sector pesquero. Involucrar a los pescadores en el proceso legislativo es esencial, al igual que crear leyes claras y equitativas que reconozcan y protejan sus derechos y actividades.

Además, se deben implementar sistemas de cuotas y delimitar áreas de pesca para prevenir la sobrepesca y proteger los ecosistemas marinos. Lértora también mencionó que es importante brindar mayor capacitación técnica en prácticas sostenibles y apoyar a los pescadores con recursos como equipos de pesca y tecnología.

 En este contexto, la pesca artesanal enfrenta desafíos significativos, es crucial reconocer la actividad generando estrategias que la formalicen. Mejorar la falta de infraestructura, regularizar de permisos de pesca, elevar recursos financieros, resolver conflictos territoriales, controlar la pesca furtiva, regular la pesquería del langostino en la zona de Chubut, gestionar controles efectivos y  hacer seguimiento de la contaminación por marea roja en la zona del canal de Beagle, entre otros, podrían ser recomendaciones a tener en cuenta de acuerdo con el documento La Pesca Artesanal en Argentina.

Salta a la vista que la cooperación entre pescadores y científicos es fundamental para evaluar el impacto de las actividades y garantizar que se cumplan las regulaciones. En este sentido, la Unión Argentina de Pescadores Artesanales (UAPA) estableció un convenio de cooperación con el INIDEP para fomentar esta interacción.

Promoción del consumo de productos de mar en Argentina

Por otra parte, el consumo de productos del mar en Argentina es bajo en comparación con otros países de América Latina. Para promover el consumo de pescados y mariscos argentinos, se implementaron iniciativas gubernamentales como la campaña «Sabores que te hacen bien».

Reconocer y proteger la pesca artesanal es esencial para preservar la cultura y los medios de vida de estas comunidades y promover prácticas pesqueras sostenibles a largo plazo. En palabras de María, «No se usa el recurso más de lo necesario, pescar es cuidar».