Visita al inconsciente

Quién sos depende de tres factores: lo que heredaste, lo que tu entorno hizo de vos y lo que vos hiciste de tu entorno y de tu herencia con tu libre elección.

Entonces, con estos factores que tenés, ¿te preguntaste alguna vez por qué te pasa lo que te pasa? ¿Cuáles son las fuerzas motivacionales que te impulsan a actuar como lo hacés, a pensar como pensás y sentís?

Sigmund Freud nombró al inconsciente como origen, imaginándolo como el centro de control automático. Está comprobado científicamente que el 98% de las actividades de nuestro cerebro son inconscientes. ¿Alguna duda que el inconsciente habla?

Tomado el inconsciente desde la mirada de Bert Hellinger (creador del método de Constelaciones Familiares), descubrió que la instancia inconsciente en uno que vela sobre las relaciones con su familia, y de igual manera sobre su relación con otros grupos a los que pertenece, son las conciencias. Se puede distinguir la conciencia individual, la conciencia del grupo y la conciencia del colectivo entero que es la humanidad.

La conciencia se expresa en la pertenencia, el orden y el intercambio. Enriquece las relaciones humanas. Cuando uno se aleja de lo que es aceptado por el grupo, actuando en contra, se empieza a sentir una mala conciencia y que su pertenencia está en peligro.

Es importante destacar que para sentir pertenencia a una familia es necesario que nuestra conciencia individual nos guie, indicando ese sentimiento. Esa conciencia plena dará apertura a las relaciones intrafamiliares.

La conciencia del sistema familiar de origen nos hace actuar de forma que se preserve el sistema. Esta conciencia, que también se podría llamar el alma familiar, solo tiene en cuenta a la persona respecto a su función en el grupo. Actúa de una manera arcaica. Su único objetivo es mantener el sistema completo, preservar su integridad, sin importar la dicha o desdicha de los individuos.

Las conciencias llevan consigo una sensación de culpa e inocencia. Si actúo de acuerdo a mi conciencia me siento inocente, si actúo en contra me siento culpable (aquí no se trata del concepto de culpa según la religión cristiana, sino más bien de sentimientos arcaicos de malestar). Crecer y madurar está directamente relacionado con alejarse del nido, con iniciar un camino individual que difiere de otros, con estar más consciente, con hacerse culpable.

Hay personas que no quieren perder su sensación de inocencia y por eso se niegan a crecer. Siguen pendientes de sus padres, cuya felicidad es lo más importante para ellos. Tal vez sigan viviendo en casa de sus padres o, aunque ya hayan creado una familia propia, sus padres aún ocupan el primer lugar para estas personas. Sea como fuere donde ubiquemos nuestras prioridades en cualquier relación. Sea familiar, laboral, social, espiritual, consciente o inconsciente, ser leal a uno mismo con nuestras convicciones aciertos y errores es, sin duda, muy importante, y muy interesante preguntarse: ¿con quién estoy siendo leal?