Cómo reactivar la memoria

Un estudio liderado por el Laboratorio de Neurociencia Funcional de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y publicado en la revista Scientific Reports para su edición 2020 evaluó la contribución del sueño a la adquisición y consolidación de la memoria en estudiantes universitarios.

El trabajo, liderado por Mercedes Atienza, catedrática de Fisiología de la UPO, y en el cual participaron expertos del grupo de Cognición y Plasticidad Cerebral en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), arrojó dos hallazgos importantes.

Recuperar el sueño perdido

Según el estudio, se demostró en primer lugar que reducir a la mitad el tiempo de sueño nocturno, aunque sea una sola noche, afecta negativamente a la formación de nuevas memorias. La recuperación del sueño perdido en la noche siguiente revierte dichos efectos. Sin embargo, este hecho tiene una gran relevancia social, ya que irse a dormir tarde es una práctica habitual en diferentes sectores de la población, incluidos niños.

La investigación también revela cómo una duración «normal» de sueño, que para la mayoría de las personas jóvenes oscilaría entre 7 y 8 horas, podría revertir estos efectos. «La buena noticia es que el hecho de que una memoria sea débil no significa que esté condenada al olvido», explica Mercedes Atienza.

La investigación señala que el sueño nocturno posterior a la adquisición de las nuevas memorias contribuye, sobre todo, a fortalecer aquellas memorias que son poco estables. «Cuando recuperamos los detalles de un evento, vuelven a activarse parte de los circuitos cerebrales que se habían activado durante la adquisición inicial de ese evento», afirma la investigadora.

Población estudiada

La investigación se realizó en personas jóvenes, todas ellas universitarias. A la mitad de ellas se les permitió dormir 8 horas, mientras que a la otra mitad solo se les permitió dormir durante las últimas 4 horas de la noche. Al día siguiente, ambos grupos tuvieron que memorizar pares de caras de personajes famosos. Cada par de caras se presentó cuatro veces a lo largo de la prueba, de manera que se pudo evaluar cuán consistente era el patrón de actividad eléctrica cerebral asociado a cada una de las repeticiones.

Reactivación de la memoria

Estudios previos ya habían mostrado que, cuanto mayor es la consistencia de la actividad cerebral tras varias repeticiones del mismo evento, más fuerte es la representación neural de ese evento y mayor la probabilidad de que este se recuerde posteriormente. Esta consistencia y, por tanto, la fuerza de la memoria, se vio claramente comprometida en el grupo que fue sometido a la restricción de sueño.

Tras permitirles dormir un periodo de 8 horas en la noche siguiente al experimento, los dos grupos de participantes mostraron una ejecución muy similar en la prueba de memoria. Aunque la reactivación cerebral asociada al proceso de recuperación también fue comparable en ambos grupos, el que había sufrido restricción de sueño mostró una reactivación más prolongada en el tiempo.

Esta reactivación más prolongada ayudó a las personas que habían sufrido restricciones de sueño a recuperar los recuerdos más débiles. En conclusión, el estudio muestra que, incluso cuando dormir poco pueda afectar negativamente al proceso de formación de la memoria, dichos efectos podrían revertirse si la duración del siguiente periodo de sueño es «normal».