El amor propio está sobrevalorado

Seguramente, te preguntaron un millón de veces si te amas a ti misma y, según la sociedad, hay una lista de cosas que deberías hacer para demostrar que sientes amor por ti como, por ejemplo, pasar horas en el gym, comer bien y cada vez menos, estar en paz así no la sientas, verte siempre arreglada y tener una actitud positiva a pesar de que quieras simplemente llorar. Pero, ¿son estas señales certeras de amor propio?

Pues no, según Thich Nhat Hanh, activista, autor y monje budista, describe al «verdadero amor» como aquel que es capaz de generar alegría para uno mismo tanto como para quienes nos rodean, no existe ninguna regla que nos mida cuánto nos amamos.

El amor propio no tiene nada que ver con el exterior, se relaciona directamente con nuestra autoestima, con las cosas que nos hacen verdaderamente felices sin caer en positivismo extremo. Está bien no estar de ánimo uno que otro día y no querer ser amable con todos. Amarnos completamente es aceptar todas nuestras partes, luz y sombra.

Debemos darnos el permiso de sentir y escuchar nuestro cuerpo, emociones y pensamientos.

Según la psicología, el amor propio es la percepción que tenemos de nosotros mismos y se construye desde la infancia hasta el final de nuestros días.

Tres pasos que puedes practicar para cultivar ese amor propio 100% real pueden ser los siguientes: habla a tu cuerpo y mente con paciencia y mucho amor, procurando que de tu boca salgan palabras agradables y positivas, busca decirte cosas hermosas, tu mente necesita escucharlas; identifica para qué eres buena, cuáles son tus habilidades y pon en práctica cada una de ellas, ve perfeccionando en aquello que te hace especial; empieza de adentro hacia afuera, todo lo que vayas mirando, transformando y aceptando internamente se verá reflejado en el exterior, en tu cuerpo, tus relaciones y tu entorno.

Recuerda que este proceso es algo muy personal, es un encuentro contigo misma, sin máscaras, etiquetas, juicios ni comparaciones.

Amor propio es amarnos desde distintas perspectivas, disfrutar de nuestra compañía, adularnos más y juzgarnos menos. Amor propio es cuidarnos, escucharnos y entendernos cada vez más.