El popular delta-8 THC

El cannabis es una verdadera fábrica de sustancias químicas. La producción de terpenos, flavonoides y una larga lista de compuestos incluyendo los nitrogenados o alcaloides hacen parte de la planta. Además, posee una serie de compuestos únicos que solo se encuentran en ella: los cannabinoides. Se conocen, hasta la fecha, al menos 105, entre los que se encuentra el delta-8 THC. En la flor del cannabis se alojan más de 500 compuestos diferentes, entre los más abundantes el THC y el CBD.

Para muchos, el cannabinoide delta-8 THC aún es desconocido, no obstante, en países como Estados Unidos es actualmente estudiado y generó controversias legales en varios Estados. Según el Instituto Nacional de Cáncer norteamericano, este cannabinoide tiene propiedades que reducen el vómito y las náuseas, combate la ansiedad, aumenta el apetito y tiene propiedades analgésicas. A pesar de sus beneficios medicinales, el cannabinoide se encuentra prohibido en Alaska, Arizona, Arkansas, Colorado, Delaware, Kentucky, Idaho, Iowa, Mississippi, Montana, Rhode Island y Utah. El motivo principal de esta decisión radica en que, según la presidenta de la U.S Hemp Authority Marielle Weintraub, el cannabinoide delta-8 THC es considerado un intoxicante, lo que le otorga un lugar en la lista de sustancias controladas por la ley federal.

¿De dónde se obtiene el delta-8 THC?

Este cannabinoide se obtiene a partir del CBD derivado del cáñamo y que la ley interpreta como sustancia prohibida. Las consecuencias de estas regulaciones limitantes de los Estados que se adhirieron a la prohibición es que afecta el negocio de comerciantes de CBD, puesto que el delta-8 THC estaba vendiéndose con muchísimo éxito en los dispensarios de todo el país.

Esta reacción no favorece a los pequeños y medianos productores que se venían recuperando económicamente en periodo post pandemia. Nuevamente, Estados Unidos es víctima de una contradicción entre sus leyes federales y estatales. El camino es la regulación, pues toda sustancia química debe contar con una normativa clara sobre su aplicación y uso, producción y comercialización, no obstante, vetar el uso a un producto que ya existe es abrir una puerta al mercado negro. Los consumidores no cambian sus hábitos mas sí de proveedor. Su consumo continuará, está en el campo legislativo la tarea de ser transparentes y eficaces en la tarea de favorecer menores riesgos y mayor cuidado en el consumo de la sustancia.

En la actualidad, el paradigma farmacológico respecto al cannabis busca que la planta no sea usada de forma aislada en sus componentes. Mas bien, los estudios nos demuestran que existe entre las sustancias presentes en el cannabis la capacidad de hacer sinergia y crear diversas asociaciones más eficaces que el suministro de los compuestos aislados.

A este maravilloso proceso se le denominó efecto séquito, la piedra angular de la química detrás del cannabis. Aunque en este momento la industria cannábica esté obsesionada con el aislamiento de compuestos novedosos como el delta-8 THC o el CBG, esto realmente puede convertirse en un desacierto. Un error que repitió incontables veces la industria farmacéutica aislando los compuestos provenientes de las plantas como, por ejemplo, la aspirina que proviene del sauce, o el ácido ascórbico que viene de los cítricos.