Constantemente estamos bombardeadas de la cultura fitness con información referente a entrenamiento, rutinas, cremas mágicas y aparatos sofisticados que hacen milagros. Pero la verdad es que ser fit es vivir en un estado de bienestar generalizado de salud, física y mental, que va acompañado de una buena alimentación y entrenamiento.
Dicho esto, ser fitness no necesariamente es tener un cuerpo perfecto y maravillosa musculatura. Cuidarnos empieza por pequeñas cosas, buenos hábitos y actividades que nos llenen de energía y nos hagan sentir felices.
Una buena salud física y mental combina el consumo de alimentos naturales, evitar las grasas saturadas, el azúcar refinada, comer vegetales y preferir lácteos bajos en grasa y cereales integrales. Si tenés la recomendación de un experto en nutrición, pues mucho mejor, pero con esta base podés empezar a notar cambios positivos en tu día a día y te sentirás con más energía. Acompañado de esto, comenzar a caminar media hora al día, trotar, andar en bici, inscribirte en actividades al aire libre o anotarte en el gym pueden motivarte a luego tener una rutina de entrenamiento constante que te ayudará a mejorar tu resistencia, acondicionamiento físico, la flexibilidad y la coordinación para mejorar tu postura, y eliminar o prevenir las dolencias y enfermedades.
Así que, si querés empezar o estás en ese proceso de ser consciente de tu bienestar físico y mental, estás dentro de esta cultura fitness que bien implantada y con objetivos reales solo busca mejorar nuestra condición y sacar lo mejor de nuestro cuerpo y mente. También sos fitness si cuidás de vos. Quizás el objetivo se alcance en forma gradual y los cambios alimenticios resulten difíciles, pero disfrutá de cada entrenamiento, cada comida y celebrá los pequeños logros. Tenés todo para lograrlo.