Comer sin miedo

En la actualidad, la alimentación alcanzó niveles de seguridad y calidad que antes solo se podían soñar. La variedad de opciones disponibles en hipermercados, supermercados, tiendas de barrio y otros establecimientos brinda la confianza de disfrutar de una comida sin temor a intoxicaciones. Las preocupaciones relacionadas con la seguridad alimentaria y la potabilización del agua son prácticamente cosa del pasado, y las enfermedades asociadas a estos problemas disminuyeron.

Sin embargo, en medio de esta era de comodidad y seguridad, surgió una creciente paranoia que intenta convencer de que la industrialización está envenenando a la población. Afortunadamente, estos argumentos se desvanecen cuando son examinados con detenimiento.

Por ejemplo, se habla mucho sobre la relación entre los compuestos químicos en altas concentraciones y el cáncer, pero la realidad es que la principal causa de esta enfermedad no es tan simple. A excepción del tabaquismo, no se puede atribuir el cáncer a la exposición a compuestos químicos en altas dosis.

Contrariamente, las causas fundamentales del mismo son mucho más complejas y multifacéticas. Desajustes en la dieta, factores hormonales, infecciones y factores genéticos juegan un papel crucial en su desarrollo. Además, la insuficiencia de vitaminas y minerales también puede tener efectos negativos en el ADN, actuando de manera similar a la radiación, transformándolos en factores decisivos para la aparición de la enfermedad.

Abraza la comida

Entonces, en lugar de caer en la paranoia infundada, el foco debería estar en educar e informar adecuadamente a la población sobre cómo llevar una dieta equilibrada, mantener un estilo de vida saludable y disfrutar de la comida.

Una clave es promover el conocimiento de la fuente, cómo se cultiva, procesa y distribuye el alimento, ya que otorga tranquilidad sobre su seguridad. Además, mantenerse informado sobre las pautas de seguridad alimentaria y las regulaciones vigentes para estar al tanto de los estándares que se siguen en la industria.

Por otra parte, fomentar el consumo de una variedad de frutas, verduras, proteínas magras, granos enteros y grasas saludables para proporcionar los nutrientes necesarios que mantengan un cuerpo fuerte y resistente. En simultáneo a practicar la moderación y conciencia, leer las etiquetas de los alimentos para conocer sus ingredientes y valores nutricionales, y controlar las porciones, recordando que cada persona tiene necesidades y cuerpos diferentes.